Guanajuato, Gto.- Hace justo un año, la vida de Fabiola Mendoza Cabrera dio un giro inesperado. Tras detectar un dolor persistente en su brazo derecho y axila, acompañado de un pequeño hundimiento en su seno, la paciente acudió a diversos estudios médicos que confirmaron el diagnóstico: cáncer de mama.

“Un sábado 12 de octubre acudí con la doctora Gaby, especialista en el programa de cáncer de mama, quien me realizó el ultrasonido. Me dio miedo; mientras la doctora me realizaba el estudio, me indicó que necesitaba una revisión con un oncólogo. Esta palabra me aterró, ya que sabía que no era un buen pronóstico lo que se avecinaba.

La doctora seguía hablando, pero yo estaba paralizada, con miedo. Paso por mi cabeza cómo decirle a mi mamá que su hija tenía cáncer. La noticia la recibí días previos a los cumpleaños de mis padres, por lo que decidí guardarla por algún tiempo”.

Fabiola Mendoza enfrenta el cáncer de mama con tratamiento y apoyo familiar constante

A partir de su primer diagnóstico, la mujer de 34 años ha iniciado una rigurosa e intensa batalla contra la enfermedad, sometiéndose a un protocolo de tratamiento que busca erradicar las células cancerosas y prevenir su reaparición.

En este primer año, le quitaron su seno, ha recibido cuatro sesiones de quimioterapia y quince de radioterapia, dos de las herramientas más potentes en la oncología moderna.

La quimioterapia, administrada para destruir células de rápido crecimiento, y las sesiones de radioterapia, dirigidas a eliminar posibles restos tumorales en la zona afectada, han sido fases cruciales y desafiantes del proceso.

“Las radioterapias me quemaron la axila y el cuello; mi seno ha sido tratado con métodos dolorosos que he superado gracias al apoyo de mis hermanos, padres, sobrinos, doctores, amigos y compañeros de trabajo, quienes me han animado a seguir luchando con esta enfermedad que no respeta edad”.

Además de seguir las indicaciones, Fabiola habla de la importancia de recibir apoyo psicológico

En su proceso, Fabiola abrazó la enfermedad, siguiendo al pie de la letra las indicaciones médicas para erradicarla. Para hacer el proceso más llevadero, acudió a terapias psicológicas, lo que le ha ayudado a superar día a día los diferentes tratamientos a los que se ha sometido.

A lo largo del proceso, su cuerpo comenzó a sufrir diferentes cambios: bajó de peso de manera exagerada y no toleraba los alimentos debido a la intensidad de las radioterapias.

“El cáncer para mí es un verdadero reto, porque está lleno de duelos: desde que recibes la noticia hasta el proceso, donde pierdes piel, cejas, pestañas y cabello. Perdí el cabello la segunda semana de la quimioterapia”.

A pesar de haber superado estas etapas iniciales, el camino continúa y el mantenimiento de la salud requiere un compromiso a largo plazo. De acuerdo con el plan oncológico, la paciente deberá continuar con un tratamiento de seguimiento por cinco años más.

“No están solas. Es un proceso difícil, aunque la montaña rusa tenga sus subidas y bajadas. En algún momento se va a detener y no están solas. Debemos abrazar a la gente que está a nuestro lado y que nos da palabras de aliento que nos empujan a poder tocar una campana”, finalizó Fabiola.

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