De acuerdo con el Laboratorio de Propulsión a Chorro (JPL) de la NASA, el cometa se ubicó a 1.35 unidades astronómicas del Sol —unos 203 millones de kilómetros— y viajó a más de 68 kilómetros por segundo. Este acercamiento marcó su punto máximo de actividad y brillo, permitiendo observaciones espectaculares antes de iniciar su alejamiento definitivo del Sistema Solar.

Un visitante que no volverá
Los especialistas confirman que el 31/ATLAS sigue una órbita hiperbólica, lo que significa que no regresará. Tras su paso cercano al Sol, comenzó a desplazarse hacia las regiones exteriores del Sistema Solar, perdiendo rápidamente luminosidad.
Aunque todavía es posible detectarlo con telescopios en cielos despejados, su brillo disminuirá con rapidez hasta hacerse imperceptible incluso para los equipos más potentes.

¿Hasta cuándo podrá verse el cometa 31/ATLAS?
Según la aplicación especializada Star Walk, el cometa continuará visible durante las primeras semanas de diciembre de 2025, desplazándose hacia la constelación de Leo. Durante ese periodo podrá observarse solo en las primeras horas de la mañana, muy cerca del horizonte.
Sin embargo, conforme avance el mes, su magnitud visual alcanzará valores de 14 o más, lo que lo volverá invisible a simple vista y difícil de captar incluso con telescopios profesionales. Para finales de 2025, el 31/ATLAS se habrá despedido definitivamente, continuando su viaje hacia el espacio interestelar.

Los cálculos indican que el máximo brillo del cometa se registró a mediados de noviembre, cuando fue visible en dirección a la constelación de Virgo, con una magnitud aproximada de 12 a 13. A partir de entonces, comenzó su desvanecimiento progresivo rumbo a Leo, donde desaparecerá de los radares astronómicos.
