Acámbaro, Guanajuato.– Con el corazón lleno de afecto y la tradición a flor de piel, doña Estela Castillo acudió al panteón municipal para realizar una emotiva labor de mantenimiento en la tumba de su suegra, quien falleció hace ya 20 años.

La visita al camposanto no fue solo para una limpieza superficial. Equipada con cubetas, brochas y pintura, la mujer se dispuso a renovar el espacio de descanso eterno de su ser querido.

Con brochas y pintura, una mujer de Acámbaro restaura una tumba familiar. Foto: Lourdes Juárez

“Aunque ya son 20 años desde que mi suegra partió, en esta casa y en esta familia su memoria sigue viva”, comentó visiblemente conmovida mientras limpiaba la lápida. “El Día de Muertos es el momento perfecto para demostrarle que no la olvidamos y que siempre la tenemos en nuestro corazón.”

El mantenimiento no solo se enfocó en limpiar y colocar flores, sino también en restaurar la imagen de la Virgen de Guadalupe que adorna la tumba. Esta figura, colocada poco después del sepelio, se había desgastado con el paso del tiempo y las inclemencias del clima.

Con dedicación, doña Estela procedió a pintar y restaurar la imagen de la Morenita del Tepeyac, devolviéndole sus colores y brillo originales.

“Es lo que podemos ofrendar a nuestros seres que partieron: una flor, arreglar su tumba, ya que no podemos tenerlos, pero siempre viven en nuestro corazón. Ellos mueren cuando los olvidamos, no porque sean restos los vamos a olvidar; es cuando más debemos cuidar de nuestros difuntos.”

La limpieza exhaustiva incluyó la lápida y el área circundante, donde retiró maleza y suciedad acumulada, además de colocar flores artificiales. “Le pongo este tipo de flor para que siempre tenga, las naturales se secan a los pocos días y estas le duran más. Es mi suegra, hace 20 años que partió, y desde entonces no dejo de visitar su tumba, porque gracias a ella está mi esposo, quien es mi compañero de vida.”

La fe y el amor guían el trabajo de restauración en el panteón de Acámbaro. Foto: Lourdes Juárez

El esfuerzo de doña Estela refleja la esencia de la celebración mexicana, donde el dolor de la pérdida se transforma en un recuerdo festivo y colorido, manteniendo viva la conexión con quienes se han adelantado en el camino.