CLARITO. Era previsible que Morena desplegara un reclamo como lo hizo ayer en todos los frentes posibles de difusión tras el asesinato de Gisela Gaytán, su candidata en Celaya.
UNO TRAS OTRO. Lo que resulta incomprensible es que desde la secretaria de Seguridad Federal Rosa Icela Rodríguez hasta los candidatos a la gubernatura, Alma Alcaraz y al Senado, Ricardo Sheffield Padilla, hayan dado como un hecho también la muerte del regidor Adrián Guerrero quien afortunadamente está con vida.
AVISADOS ESTABAN. Lo más llamativo del caso es que desde la misma noche del lunes, fuentes estatales pusieron en duda las versiones en redes sociales que hablaban de una segunda víctima e el atentado que cobró la vida de la candidata en la comunidad de San Miguel Octopan.
GAZAPO. Apenas unas horas después de que la funcionaria federal dio por muerto a Guerrero en la conferencia de prensa, la propia dependencia corrigió y dijo que estaba en calidad de “no localizado y no fallecido”.
LO DEJARON IR. Pero fuentes al interior de Morena también advierten que las dudas sobre el tema ya rondaban el cuartel de campaña estatal y que se hicieron patentes incluso en el desarrollo de la misma conferencia de prensa.

PRI: EL ETERNO DERROTISMO EN GUANAJUATO
Hace 18 años, a punto de iniciar la campaña electoral, Wintilo Vega Murillo renunciaba a la candidatura a la gubernatura porque la entonces dirigencia nacional priista no aceptó su propuesta de que el empresario Jorge Videgaray Verdad fuera el candidato que encabezara la fórmula 1 para el Senado.
“Queda claro que el dirigente nacional del PRI Mariano Palacios Alcocer y sus colaboradores están esperando una derrota en Guanajuato y lo único que consideran rescatable es una posición senatorial”.
Videgaray que para entonces ya era considerado el priista más empanizado del estado, no pudo llegar porque en el camino estaba Francisco Arroyo Vieyra quien había amarrado con el entonces poderoso Manlio Fabio Beltrones su candidatura a la 2 en el Senado.
“Sin el apoyo de mi dirigencia nacional, sin el respaldo a mis estrategias de campaña y en medio de un clima generalizado de derrotismo política, asumo la decisión de renunciar a la candidatura a gobernador”, decía Vega Murillo en una conferencia de prensa en la que estuvo acompañado por quien había sido su brazo derecho y lugarteniente, Alejandro Arias Avila.
Tras la partida de Vega Murillo, Miguel Chico y Bárbara Botello no solo se hicieron fuertes en el partido sino que encabezaron una cacería de wintilistas.
Videgaray se alejó del PRI aunque luego volvería de la mano de Juan Ignacio Torres Landa, fue diputado y en 2015 intentaría volver a ser candidato a alcalde. Lo cierto es que en la última década ha estado mucho más cerca del PAN desde los organismos empresariales que del tricolor. Tan cerca que hace un año fue el anfitrión de una cena de exgobernadores panistas con el gobernador en funciones, Diego Sinhue.
De haber prosperado aquella candidatura de Videgaray, el empanizamiento del PRI habría sido mucho más acelerado.
En ese tiempo también, Yulma Rocha estaba cerca de ese bloque y tuvo que apechugar. Alejandro Arias se convirtió en uno de los adversarios de Miguel Angel Chico que emprendió una cruzada legal en su contra cuando estaba aliado a Bárbara Botello.
A diferencia de la propia Rocha que pudo tejer algunas alianzas en el CEN para ser diputada local y federal, Arias no pudo tener la plataforma necesaria para ser diputado local o federal.
Arias y Rocha mantuvieron la cercanía y justo cuando la coyuntura los acercó para encabezar al tricolor hace un par de años, el político leonés decidió aliarse con Ruth Tiscareño y tirar por la borda la cercanía histórica con la irapuatense.
Arias y Tiscareño parecen asegurar el control de una franquicia que se perfila muy devaluada después de la elección de julio. Yulma, parece tener seguro de vida política en MC, tras la contienda.


SEGURIDAD A CANDIDATOS: REACCIONES DÉBILES Y TARDÍAS
Olvídese usted por un momento de todo ese ruido electorero partidista, sectario, mañanero y de estridencia en las cámaras legislativas. El asesinato de la candidata de Morena a la alcaldía de Celaya, Gisela Gaytán pega en la línea de flotación de la autoridad estatal en el flanco más débil de este sexenio que es la seguridad.
Por supuesto que no hay autoridad en este país que pueda garantizar que esto no va a volver a ocurrir en los casi 2 meses que quedan de campañas. Ningún partido político que es opositor en alguna entidad o en el país, tiene cara de rasgarse las vestiduras ante la incapacidad e incompetencia de la autoridad en turno porque todos han fallado.
La vulnerabilidad de los aspirantes a un cargo de elección popular frente al clima de violencia que nos acecha es generalizada. Pero nuestra referencia más cercana es Guanajuato y está claro que la respuesta estatal es el caso típico caso cuando se quiere tapar el pozo después de que se ahoga el niño.
Algunas fotos del secretario de Gobierno, Jesús Oviedo Herrera con los dirigentes de partidos en Guanajuato a excepción de la de Morena y un comunicado que recrea lo que la ley marca pero nada dice de lo que ha hecho la autoridad guanajuatense para proteger a los candidatos que hoy están en competencia, muestra de cuerpo entero la realidad en este estado frente a la violencia en campañas. Una débil y tardía respuesta.
Más allá de los oficios enviados a las autoridades electorales y el ping pong de dimes y diretes, posicionamientos estridentes en las cámaras y posturas partidistas y los resbalones de Morena en su reclamo no opacan la omisión ante un problema que estaba cantado: el riesgo de un candidato o candidata asesinado.
Morena acusó presuntas omisiones de la autoridad electoral y de gobierno para responder a peticiones de protección de sus candidatos en 9 municipios.
La consejera presidenta del Instituto Estatal Electoral, Brenda Canchola dio la cara y respondió en entrevistas a diestra y siniestra que el IEEG no tiene ningún sentimiento de culpa. Como no tienen atribuciones en seguridad, cumplieron con remitir las comunicaciones que en su momento les hizo el Instituto Nacional Electoral a la secretaría de Gobierno, la autoridad que realmente toma esa papa caliente.
El cuadro no puede ser más adverso para el Estado. 18 horas después del asesinato de Gisela Gaytán el número 2 del gobierno estatal se reúne con los dirigentes de partidos políticos en el estado y habla de un acuerdo firmado a principios de diciembre, es decir hace casi 4 meses, con santo y seña de lo que deben hacer los candidatos para acceder a protección oficial del estado.
A la luz de lo ocurrido en Celaya, el comunicado solo refuerza la queja de Morena y de otros partidos como el del dirigente del partido Verde Sergio Contreras en torno a la rigidez y absurdo de los requisitos como por ejemplo, la existencia de una denuncia o querrella por alguna amenaza.
El dirigente del partido Verde en el estado Sergio Contreras me dice por ejemplo que a nivel federal, basta con solicitar al INE la protección a un candidato o candidata para que se otorgue sin mayores requisitos.
Un dato más. No se había registrado en este proceso electoral una reunión con dirigentes partidistas para efectos de dar seguimiento a los protocolos de seguridad en campañas. Nada desde el 8 de diciembre. Mucho desdén en una entidad agobiada por la violencia como la nuestra.
Menos se entiende si hace casi un mes, en un foro de seguridad organizado por la mismísima candidata del PAN a la gubernatura, Libia Dennise García Muñoz Ledo, el consultor y experto vaticinó que estamos en el proceso electoral más violento de la historia.
Igual, los protocolos sirven para muy poco. De cualquier manera, la zozobra natural en cualquier candidato en el estado ya se sembró. La vulnerabilidad está a flor de piel en este Guanajuato que ya es nota trágica también en campañas.