Andrés Manuel López Obrador reapareció en un video para promocionar su nuevo libro Grandeza. El expresidente estaba en el patio de su quinta ‘La Chingada’, rodeado de gallinas, un pavo real y tomando café, mientras relataba cómo es su vida en el retiro de la política, donde todos los días toma pozol a mediodía.

López Obrador se despidió con tamales de chipilín y barbacoa de su vida en Palacio Nacional; ahora, desde Palenque, Chiapas, la gastronomía mexicana sigue siendo una parte importante de su rutina de jubilado en la casa que le heredaron sus papás y que fue dirigida por su mamá Manuelita en otros tiempos.

Andrés Manuel López Obrador ofreció un almuerzo a periodistas y funcionarios en su última mañanera. La gastronomía mexicana fue tema recurrente en su vida en la política. (Foto: Cuartoscuro.com).

El expresidente tabasqueño se levanta muy temprano, “como siempre”, para caminar cinco kilómetros por un sendero; luego desayuna los platillos preparados por una señora llamada Morbi, “es la que me ayuda, me hace los alimentos, la comida, la limpieza de la casa”.

El día trascurre dedicado a la escritura: “Después de que desayuno, como a las 9 me encierro en el despacho a escribir. Me levanto a las 12, me tomo mi pozol, camino un poquito aquí en el corredor de la casa. Me vuelvo a sentar hasta las 2″.

Después de comer, el López Obrador camina de nuevo por el sendero y ve “un poco las noticias”: “tengo un teléfono de esos muy sencillos (…) es de recarga, ahí me salen noticias, con un día dos días de retraso (…) Vuelvo al despacho a escribir hasta las 7 u 8 de la noche, me acuesto temprano. Esa es mi rutina y pues voy a continuar así”.

¿De qué está hecho el pozol, bebida que AMLO bebe todos los días?

El pozol es una bebida prehispánica muy refrescante, hecha a base de maíz nixtamalizado, consumida históricamente en Tabasco, Chiapas, Veracruz, Oaxaca y la península de Yucatán, explica el Pequeño Larousse Gastronomique.

Se elabora con maíz cocido en cal, molido y vuelto a cocer; con la pasta que resulta se forman bolas que se disuelven en agua en el momento en que se va a beber. Según el Diccionario Enciclopédico de la Gastronomía Mexicana, originalmente no se endulzaba y, con el tiempo, algunas preparaciones incorporan azúcar o sal, así como chile u otros ingredientes regionales.

En diferentes mercados del sureste se vende el pozol. FOTO: DAMIÁN SÁNCHEZ/CUARTOSCURO.COM

Durante siglos fue una bebida básica para trabajar en el campo debido a que alimenta, hidrata y es fácil de transportar.

“Antiguamente, era común que el trabajador llevara su jícara, la bola de pozol y él mismo se preparaba la bebida mientras trabajaba en el campo”, destaca el Diccionario enciclopédico.

Según Larousse Cocina, el término proviene del náhuatl pozolli, relacionado con las ideas de “hervido” o “espumoso” — la espuma se produce, especialmente, cuando la bebida incluye cacao, cuya grasa favorece esta textura.

En tanto la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural explica que los mayas-chontales preparaban la bebida con maíz y cacao bajo el nombre pochotl, y que los españoles, al llegar, adoptaron el término “pozol”. Lo consideraban “agrio” y “fresco”, una bebida adecuada para resistir el calor y que duraba mucho sin echarse a perder.

El pozol se prepara con una pasta de maíz nixtamalizado que se disuelve en agua. FOTO: DAMIÁN SÁNCHEZ/CUARTOSCURO.COM

El origen prehispánico del pozol

En el artículo Pozol, bebita tradicional, del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), se explica que el pozol tiene raíces mesoamericanas, principalmente entre grupos de filiación maya.

Entre los yokot’an (chontales de Tabasco) se le conoce como buk’a, mientras que en maya yucateco recibe el nombre k’eyem. En ambos casos, designa una bebida elaborada con masa de maíz disuelta en agua tras un proceso de nixtamalización.

Las crónicas coloniales relatan que las personas de pueblos originarios preparaban bolas de masa envueltas en hojas vegetales para viajeros y trabajadores. Para consumirla, solo era necesario disolver la bola en agua dentro de una jícara.

De acuerdo con dicha investigación, esta mezcla refrescaba, alimentaba y permitía jornadas largas sin necesidad de otros alimentos. Las referencias indican también que algunas comunidades yucatecas la consideraban un sustento esencial en la vida y en la muerte, colocándola incluso en las bocas de los difuntos para acompañarlos en su tránsito al más allá.

El pozol es de origen prehispánico. FOTO: DAMIÁN SÁNCHEZ/CUARTOSCURO.COM

Variedades de pozol en México

El pozol tiene múltiples versiones según la región, los más tradicionales son el blanco (sin nada más), con cacao y el agrio (se deja fermentar por cuatro o cinco días).

Uno de los elementos distintivos en todas las versiones es el shish (o xíx en yokot’an): el poso que queda al fondo del recipiente y que se mastica, lo que da al pozol su carácter “comestible”, agrega la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural. Así, hidrata y quita el hambre a la vez.

Estas son algunas variedades del pozol documentadas por el Diccionario Enciclopédico de la Gastronomía Mexicana:

  • Pozol blanco: Hecho solo con masa de maíz cocido y molido; es el más común y sirve como base para otras variantes. Puede tomarse simple o mezclado con azúcar, sal o chile.
  • Pozol con cacao o chorote: Combinado con cacao tostado y molido. Es muy popular en Comalcalco, Tabasco. El término chontal para esta mezcla es hach’ im.
  • Pozol agrio: Se deja fermentar envuelto en hojas de to; en regiones como Ocosingo, Chiapas, se utiliza una planta llamada guan para su fermentación. La población masculina suele preferirlo y se le atribuyen características energéticas.
  • Pozol con coco: Preparado con pulpa de coco, agua fría y azúcar.
  • Pozol de nambimbo: Incluye maíz, cacao, chile chimborote, piloncillo y sal. Es tradicional de Suchiapa, Chiapas.
  • Zapoyol: Pozol con hueso de mamey molido para generar espuma.
  • Pozol con tiste: Hecho con tostada molida, cacao, azúcar y canela.