1.- Morena: reclamo legítimo, objetivo electoral

La partidización de las tragedia en la política mexicana no es una práctica inusual. Es de hecho herramienta recurrente de las corrientes opositoras para fustigar al gobierno en turno, a partir de una demanda tan legítima y elemental como la seguridad. Pero cuando hablamos de un contexto electoral, las cosas toman otro cariz.

El asesinato de la candidata de Morena en Celaya, Gisela Gaytán, sin lugar a dudas vino a mostrar con toda su crudeza la beligerancia de los grupos criminales, cuyo nivel de desparpajo para cometer un ataque armado en plena campaña política, es directamente proporcional al nivel de deterioro que padece el estado frente a la violencia común, en este caso violencia política.

El hecho por sí solo ya muestra el abandono que sufre Celaya -tildada como una de las ciudades más peligrosas- con la ineludible responsabilidad a cargo del gobierno municipal de Javier Mendoza Márquez, del estatal a cargo de Diego Sinhue Rodríguez Vallejo como gobernador, Alvar Cabeza de Vaca Appendini como secretario de seguridad y Carlos Zamarripa Aguirre como fiscal general.

Pero sin duda alguna también hay una fuerte carga de responsabilidad del gobierno federal de Andrés Manuel López Obrador, pues lo visto en Celaya apenas es una pequeña muestra de los niveles de violencia política que viven estados como Guerrero y Michoacán. Aún cuando se trata de infiernos locales, juntos componen un grave problema nacional.

Por eso es que la exhibición dada ayer por militantes y simpatizantes de Morena en el Congreso del Estado, va de la demanda legítima a la utilización electoral de la tragedia. Basta con señalar el protagonismo que le fue conferido a su candidata a la gubernatura Alma Alcaraz Hernández, quien estuvo presente enarbolando la imagen de Gisela, lanzando consignas y exigiendo justicia.

Las descalificaciones al PAN, las porras a Morena, los vítores a su candidata fallecida; la sala de sesiones del Poder Legislativo de Guanajuato se convirtió en un foro en el que los representantes de la 4T en Guanajuato, llevaron al extremo el uso de una tragedia para capitalizarla, junto con el resto de datos y declaraciones -sí, legítimas- que en poco tiempo se convirtieron en discurso de campaña.

Por todo lo anterior, habría que destacar la postura que difundió el candidato a primer regidor en Celaya y víctima lesionada del ataque en San Miguel Octopan, Adrián Guerrero Caracheo, quien se desmarcó tajantemente como candidato sustituto en Celaya. “No me veo en un proyecto sin Gisela”, dijo el sindicalista en una sensata pero aislada postura.

Si bien el líder de los diputados de Morena, David Martínez Mendizaval, tiene razón al aseverar que ya han denunciado otros crímenes contra al menos cinco de sus correligionarios, además de la muerte de la buscadora Teresa Magueyal en el mismo San Miguel Octopan y el largo historia de violencia e impunidad en Guanajuato, lo cierto es que en esta ocasión el objetivo electoral quedó manifiesto.

2.- Arzola Silva: del TEEG a Morena

 
 

Haciendo otra pausa en la dinámicas del principal partido opositor de Guanajuato, uno de los nombres que salieron a relucir entre los aspirantes a una posición como candidato a diputado local por la vía plurinominal, fue el del exmagistrado presidente del Tribunal Electoral del Estado de Guanajuato (TEEG), Gerardo Rafael Arzola Silva.

Como usted podrá imaginar, nada es casualidad y menos en política. Azola Silva es recordado por el proceso electoral anterior, cuando promovió y votó sin excusarse la integración de tres de sus familiares en la planilla que en 2021 postuló Morena para el Ayuntamiento de Guanajuato capital: Juan Pablo Arzola Rodríguez, Felicitas Arzola Rodríguez e Ignacio Rodríguez Arzola.

El papel del entonces magistrado no fue poca cosa. Participó como el ponente de la resolución que hizo posible la participación de once planillas -entre ellas la comentada- que originalmente el Instituto Estatal Electoral de Guanajuato (IEEG) rechazó por documentos faltantes en el registro de las postulaciones que realizó Morena para el proceso electoral de ese año.

Poco sirvió la investidura, pues Arzola Silva violó la disposición del artículo 159 de la Ley de Instituciones y Procesos Electorales para el Estado de Guanajuato, mismo que fija como impedimento para conocer los asuntos aquellos donde se tenga parentesco “en línea recta sin limitación de grado, en la colateral por consanguinidad hasta el cuarto grado”.

Terminó su gestión como presidente en septiembre de 2021 dejando una vacante en el TEEG que persiste hasta ahora. Lo último que se sabe de su ejercicio público es que impartió la materia de derecho penal en la Universidad de Guanajuato hasta este año, pues sus horas de clase fueron reasignadas a un tal exrector Luis Felipe Guerrero Agripino.

Así que lo único que le queda a Gerardo Rafael Arzola Silva es esperar el sorteo morenista y cruzar los dedos.

3.- Carlos García: una candidatura con frentes abiertos

 
 

Carlos García Villaseñor pudo haber conseguido el visto bueno del CEN de Morena para postularse para buscar su reelección como alcalde de Silao, sin embargo, en la realidad local su campaña enfrenta embates fortalecidos principalmente por los diferentes frentes abiertos que dejó en su administración.

Contrario a lo que pudiera pensarse, no es la candidata del PAN, Melanie Murillo, la que representa la principal amenaza cuando de descalificar a García Villaseñor se trata. La organización Silaoenses por Silao se ha convertido desde hace un par de años en la piedra en el zapato del primer edil, al grado de provocar una crisis política al interior del ayuntamiento.

La agrupación integrada por expriistas, simpatizantes del PAN e inconformes de Morena ha desplegado una campaña específica para denostar la administración de Carlos García Villaseñor, a quien le sobra tela para cortar. De entrada, han aseverado que más del 90 por ciento de las personas que han encuestado están en contra de su reelección.

La verdad es que tal encuesta, es en realidad un pretexto para la contracampaña. Le abre la oportunidad a los detractores de Carlos García para abordar con la ciudadanía participante problemas como la recolección de basura, la inseguridad, su salario de más de 180 mil pesos mensuales, entre otros, todos sin soluciones definitivas.

Por eso es que no se puede tomar a la ligera un grupo politizado, dispuesto a usar cualquier elemento evidente, para dañar la imagen del candidato a la reelección como alcalde de Silao.

CONTRA RETRATO

 
 

Jaime Juárez Jasso

Además de sus deberes de organización y vigilancia del proceso electoral, medir la participación electoral en Guanajuato es también una función medular para conocer las dinámicas ciudadanas en el ejercicio del voto directo. Es justo de esta tarea que se ha dado cuenta de una circunstancia generacional a menos de dos meses de las elecciones.

Ayer ante estudiantes de la Universidad Iberoamericana de León, el presidente consejero de la Junta Local del Instituto Nacional Electoral (INE), Jaime Juárez Jasso, llamó la atención sobre un dato revelador: el 70 por ciento de los jóvenes de entre 20 y 29 años no vota a pesar de tener credencial para votar con fotografía con su respectiva presencia en la lista nominal.

El apunte del funcionario electoral fue muy ilustrativo al expresar que si bien los jóvenes de 18 años alcanzan casi el 70 por ciento de participación, los de 19 votaron el 60 por ciento y a partir de ese rango la caída es estrepitosa entre los veinteañeros, al grado de el 70 por ciento de los jóvenes que tienen entre 20 y 29 años no votan.

Sin duda es un tema multifactorial, aceptó el comisionado presidente del INE en Guanajuato, quien subrayó que los jóvenes han expresado que se sienten poco incorporados por los partidos. Otro tema puede ser una especie de apatía generalizada. Consideró que también se trata de un gran reto como para los partidos, el que estén tratando de impulsar su participación.

Lo paradójico es que los jóvenes actualmente con muchas fuentes de información, particularmente en redes sociales, están informados, tienen opiniones, críticas de lo que observan en su entorno, sobre los temas políticos electorales, pero el día de la elección no van a la casilla. Vaya dilema.