Guanajuato, Gto.- Si el hambre nos tumba el orgullo nos levanta. A pesar del duro golpe, los comerciantes de Gavira no se rinden y confían en que pronto resurgirán de las cenizas.
La madrugada de este 6 de diciembre, en cuestión de minutos, las llamas borraron 40 años de historia, 40 años de trabajo y dedicación que quedaron reducidos a cenizas en la Plazuela de Gavira. Para los capitalinos, este sitio se ha convertido en un espacio cotidiano que refleja la identidad de la ciudad; un ámbito que funciona como su lado interno y operativo. Es un punto central de comercio donde se adquieren productos esenciales para la vida diaria. Pero para quienes trabajan aquí, para los dueños de los negocios consumidos por el fuego, no se trataba solo de mercancía: eran casi cuatro décadas de trabajo. Cuatro décadas de esfuerzos, anhelos e historias que ardieron en minutos y que ahora deberán reconstruirse con tesón y fe.
Guanajuato
Comerciantes de Gavira afectados por incendio en Guanajuato capital serán reubicados
Juan Francisco Infante Pérez, mejor conocido como El Pájaro, uno de los comerciantes afectados por el incendio ocurrido la madrugada del sábado en los puestos semifijos de la plazuela, a un costado del Mercado Hidalgo, explica que el siniestro llega en el peor momento, justo al inicio de la mejor temporada del año. Aun así, asegura que el ánimo guanajuatense, y en especial el capitalino, difícilmente se quiebra.
“Siempre estamos a la espera de este momento pero desgraciadamente nos tocó ahorita este golpe, pero pues vamos a sacar adelante, toda mi gente son muy fuertes, son muy aguerridos y trabajadores más que nada, y esperemos que salgamos bien el año y echarle con todo como siempre. Nosotros somos de que: ¡Si el hambre nos tumba, el orgullo nos levanta!, y vamos pa’ adelante como si nada“, dice con la mirada firme y una voluntad que no se doblega.
Juan Francisco cuenta que esta plaza fue fundada por él, su padre y algunos compañeros que hoy también resultaron afectados. Son casi cuatro décadas de trabajo, madrugadas de trabajo y de historias construidas en este sitio, aunque sus orígenes se remontan todavía más atrás.
“Hay puestos que ya tienen hasta 42, 45 años”
“Hay puestos que ya tienen hasta 42, 45 años porque esta asociación viene desde los 80, la hizo mi padre con el señor Manuel Vázquez. Mi padre era José Infante y siempre andaban los dos. Antes estábamos afuera del cine Reforma, los primeros puestos ahí los pusieron“, recuerda, con una mezcla de nostalgia y orgullo.
El Pájaro habla con emoción de lo que esta plaza representa para él y para su comunidad: un espacio donde el trabajo diario ha transformado vidas. Con satisfacción destaca cómo, gracias al esfuerzo constante, muchos hijos de comerciantes se han convertido en profesionistas.
“Es una tradición familiar, la gente ya lo sabe, porque de aquí, mira, gracias a estos puestos muchos compañeros han forjado a sus hijos, que han salido licenciados, doctores, que han salido enfermeros. Simplemente es un orgullo que de un comerciante hayas formado un profesionista, y no uno, varios“, comenta al concluir la entrevista.
Entre cenizas, memorias y la determinación de quienes han trabajado aquí toda una vida, Gavira vive y mantiene la promesa de volver a levantarse.