Una tregua que se rompió en semanas

El 19 de enero entró en vigor un cese de hostilidades diseñado en varias fases, cuya continuidad dependía de negociaciones paralelas. La falta de avances y la ambigüedad del acuerdo provocaron un estancamiento que Israel rompió el 18 de marzo, cuando retomó los ataques a gran escala.
Durante el periodo de tregua, que se extendió hasta el 1 de marzo, Hamás entregó 38 rehenes —33 israelíes y cinco tailandeses—, vivos y muertos. A cambio, Israel liberó a cerca de 2 mil prisioneros palestinos.
La apertura del corredor de Netzarim, que divide la Franja en dos, permitió que más de medio millón de personas desplazadas regresaran al norte de Gaza, según la ONU. Sin embargo, la mayoría solo encontró ruinas: el 81% de las estructuras del enclave estaban destruidas.
Ambas partes se acusaron de violar el acuerdo. Israel fue señalado por ataques que dejaron más de un centenar de muertos durante la tregua, por restringir la entrada de ayuda humanitaria y por maltratos a prisioneros palestinos. Tel Aviv, por su parte, denunció actos propagandísticos en la liberación de rehenes y acusó a Hamás de apropiarse de la ayuda, algo que la ONU afirmó no haber podido comprobar.
El 2 de marzo, Israel bloqueó por completo el ingreso de alimentos, medicinas y combustible a Gaza. La medida se prolongó durante 11 semanas, hasta que el Ejército reanudó los bombardeos el 18 de marzo, dejando más de 400 muertos en un solo día.
Hambruna, ataques y acusaciones de genocidio

El bloqueo humanitario se mantuvo hasta el 19 de mayo, cuando se permitió un acceso mínimo. A finales de ese mes comenzaron a operar puntos de distribución de la Fundación Humanitaria para Gaza (GHF), resguardados por mercenarios estadounidenses y tropas israelíes. Hasta su cierre, el 24 de noviembre, más de 2 mil 100 personas murieron en estos puntos o intentando obtener alimentos.
La escasez disparó los precios —un kilo de papas llegó a costar 100 dólares— y elevó drásticamente la desnutrición. El 22 de agosto, la ONU declaró oficialmente la hambruna en Gaza. Solo ese mes, 185 personas murieron por desnutrición, de acuerdo con autoridades sanitarias locales.
En agosto también fue asesinado el periodista Anas al Sharif, uno de los comunicadores más conocidos del enclave. Israel lo acusó de vínculos con Hamás y ejecutó un ataque que también mató a otros cinco periodistas. En total, 53 periodistas murieron en Gaza durante 2025, según el Comité para la Protección de Periodistas.
Pese a la presión internacional y al anuncio de varios países de reconocer al Estado palestino, Israel amplió su ofensiva a toda la Franja. El 16 de septiembre, lanzó una operación terrestre sobre la ciudad de Gaza, donde se refugiaban cerca de un millón de personas.
Ese mismo día, una comisión independiente de la ONU concluyó que Israel está cometiendo actos de genocidio, sumándose a denuncias previas de organismos como Amnistía Internacional y la organización israelí B’Tselem.
Un nuevo alto el fuego bajo tensión

Tras una reunión en Estados Unidos entre Donald Trump y el primer ministro Benjamín Netanyahu, se presentó una propuesta de tregua de 20 puntos que ambas partes firmaron el 9 de octubre. El acuerdo entró en vigor al día siguiente.
Las tropas israelíes se replegaron hasta la llamada “línea amarilla”, una franja que cubre más del 50% del territorio de Gaza y que continúa bajo control militar israelí.
El 13 de octubre, Hamás liberó a los 20 rehenes vivos restantes, a cambio de unos 2 mil prisioneros palestinos, y posteriormente entregó los cuerpos de 28 rehenes fallecidos. Solo queda uno por devolver: el sargento Ran Gvili, asesinado el 7 de octubre de 2023.
Desde la entrada en vigor del nuevo alto el fuego, casi 400 gazatíes han muerto al cruzar la línea amarilla, considerados por Israel como “amenazas inmediatas”. Además, se han registrado varias oleadas de bombardeos en respuesta a supuestas violaciones del acuerdo.
Mientras Netanyahu anticipa el cierre de la primera fase del pacto y prepara nuevas negociaciones en Washington, 2.1 millones de personas en Gaza, el 90% desplazadas, enfrentan el futuro con incertidumbre, dependiendo de una tregua que sigue pendiendo de un hilo.
