Guanajuato, Guanajuato.- El aumento a la tarifa del transporte público no le gustó a los capitalinos, quienes señalan que el servicio y el estado físico de las unidades no se equiparan al aumento que aprobó el ayuntamiento y que ahora les afecta directamente en su economía.
El 01 de octubre volvió a subir la tarifa, que finalmente quedó en 10 pesos en la zona urbana. Costaba 7 pesos, pero fue aumentando paulatinamente desde junio, cuando lo aprobó el ayuntamiento.
Previo al aumento de tres pesos, el Ayuntamiento había condicionado a los transportistas cada peso extra por cinco unidades nuevas, pero se autorizó el aumento aunque solo hubiera un camión nuevo en circulación y alrededor de siete en proceso.
Además, se entregarían mil tarjetas de servicio gratuito a adultos mayores, pero las primeras 500 tarjetas apenas se entregarán en diciembre.

Hace unos días, el alcalde Alejandro Navarro Saldaña dio a conocer que los empresarios transportistas estaban cumpliendo su parte del convenio firmado, como en el tema de los créditos para la compra de unidades nuevas.
Incluso, el presidente municipal enfatizó que no hacía falta darle difusión al aumento porque ya estaba publicado en el Periódico Oficial del Estado.
Ésta fue otra de las molestias de los usuarios: la falta de difusión.
“Muy mal para los estudiantes principalmente. No contábamos con eso, no nos avisaron; ya hasta que mis hijos estaban arriba del camión fue cuando se dieron cuenta”, dijo la señora Griselda “N”.
Compartió que su hijo toma dos camiones diarios, “son 4 al día por mis dos hijos. Sí es un golpe para el bolsillo y las unidades están en muy malas condiciones; no se equipara el servicio comparado con el costo”, criticó la madre de familia.
Insistió en que el aumento a la tarifa ahora les afectó mucho.
“En mi caso son cuatro pasajes al día, por 5 días a la semana”.
Sobre el servicio que ofrece el transporte público, doña Griselda señaló que algunos choferes “ya te conocen y te esperan, aunque a veces van muy rápido y, como los asientos no están muy bien, el mantenimiento de los camiones deja mucho que desear”.
En el mismo sentido opinó Mario, un capitalino de 60 años, que diariamente tiene que tomar dos camiones.
“Para la gente que tenemos bajos recursos es un golpe. Yo pago dos camiones al día. Pago 13 pesos de cada camión, voy del Carrizo hasta Puentecillas; son 26 pesos diarios”, confesó el hombre.
Reclamó que no les avisaron, que fue de un día para otro, “de la noche a la mañana. Nomás imagínese cómo están las condiciones de los camiones”, refirió.
Y es que el servicio de transporte público está más encaminado a la mala calidad. Correo realizó un recorrido en los urbanos este viernes y es evidente el mal estado de las unidades.

Los camiones están grafiteados, sucios, y los vidrios de las ventanas están rayoneados con grafitis relacionados con pandillas.
Además, la capacidad de los camiones está supeditada al criterio del chófer, quien acomoda gente al gritar de forma indiscriminada
“¡Pásele, pásele! Por en medio; son dos filas”, con un tono de orden que debe ser obedecido. Todo para que más pasajeros puedan subir.
Las unidades de transporte no son uniformes; hay unas más antiguas que otras, y la actitud de los conductores no demuestra una capacitación constante.
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