Benito Juárez García, uno de los personajes más sobresalientes y significativos de la historia mexicana, de origen indígena de la etnia zapoteca, nace el 21 de marzo de 1806 en el poblado de San Pablo Guelatao (palabra que significa noche honda, actualmente municipio de Guelatao de Juárez), perteneciente a la jurisdicción de Santo Tomás de Ixtláncotoyol de la entonces Intendencia de Oaxaca. Hijo de Marcelino Juárez López y María Brígida García García, ambos agricultores, los cuales fallecerían (su madre durante el alumbramiento de su hermana María Alberta Longinos Juárez García, y su padre meses antes) cuando Juárez contaba con tres años de edad, quedando al resguardo de sus abuelos paternos, Pedro Juárez y Justa López, quienes también morirían pocos años después, quedando bajo la custodia de su tío Bernardino Juárez, el cual le enseñaría a su sobrino el idioma español y las primeras letras, llevando a cabo a la vez, como cualquier otro niño de la zona norte de la Sierra Madre del Sur (conocida actualmente como Sierra Norte o Sierra de Juárez) labores de peón de campo y pastor de ovejas hasta los doce años.
A esa edad, y a decir de diversos historiadores, habrían sucedido dos eventos que marcarían al joven Juárez. Por un lado, a pesar del entusiasmo con el que aprendía el español, platicando con personas, especialmente comerciantes que le contaban de pueblos más grandes con calles empedradas y casas grandes y bonitas con patios llenos de flores, al no existir en su pueblo una escuela que pudiera proporcionarle los conocimientos más elementales, dificultaba mucho su aprendizaje, a la par de darse cuenta que quienes aprendían a leer lo hacían viajando a la ciudad costeándose una pensión o trabajando como sirvientes en casas adineradas. Esto habría alimentado el deseo de Juárez por ir a la ciudad, mismo que reiteradamente sería negado por su tío. El segundo evento tendría lugar en una ocasión que, al encontrarse arreando sus borregos, Juárez viera pasar una carreta con un pequeño circo que llevaba un oso, un acróbata y un hombre forzudo, despertando su interés y siguiendo a los cirqueros por el camino, circunstancia que sería aprovechada por alguien que, valiéndose de su distracción, le robara un animal, por lo que, con el temor de la tunda que le esperaba y probar suerte en la ciudad que tanto le atraía, el 17 de diciembre de 1818 guardaría el rebaño por última vez, y antes de que se dieran cuenta, emprendería el camino, abriéndole la puerta a la aventura al contar solamente con conocimientos básicos del español, dirigiendo sus pasos a la ciudad de Oaxaca, llegando a esta al anochecer.
Una vez en la ciudad, a base de preguntar, logra dar con su hermana Josefa pidiéndole alojamiento, la cual trabajaba para la familia de un rico comerciante español, Antonio Maza, el cual recibe al joven Juárez, encargándole el cuidado de la granja y asignándole un salario de dos reales. Cabe apuntar que la hija adoptiva del señor Maza, Margarita Maza, se convertiría, a la postre, en la esposa del presidente Juárez (Margarita Maza de Juárez). Posteriormente, el 7 de enero de 1819, a solo 21 días de haber llegado a la ciudad, se integraría al taller del sacerdote franciscano de la tercera orden, Antonio Salanueva, como aprendiz de encuadernador, alojándolo este en su casa y enviándolo a la escuela, la cual abandonaría poco tiempo después debido a su gran desventaja con los otros estudiantes al no dominar el español, ser mas pobre que la mayoría de ellos, así como ser objeto de bromas y rechazos por su condición de indígena.
Ante estas circunstancias, Juárez comienza a estudiar por su cuenta, logrando dominar el idioma, permitiéndole acercarse y comprender obras importantes de la cultura que se encontraban en la biblioteca de Salanueva, el cual lo apoyaría recomendándolo para ingresar al seminario de la ciudad en octubre de 1821 ya que los jóvenes seminaristas de ese entonces gozaban de buena educación y reconocimiento social, logrando sortear el requisito de contar con bienes para mantenerse durante sus estudios y poseer la lengua española como lengua materna. Salanueva sería figura clave en la formación intelectual de Juárez, por lo que en el futuro llegaría a considerarlo como su padrino, graduándose con los más altos honores e ingresando, al triunfo de la independencia, en el recién fundando Instituto de Ciencias y Artes (hoy Universidad Autónoma Benito Juárez de Oaxaca), donde daría inicio a su formación en leyes, perfeccionando su español, acercándose a las obras del pensamiento liberal francesas, inglesas y norteamericanas.
Durante toda su formación académica, y su labor profesional como abogado, juez y gobernador, Juárez fue testigo de los excesos de la iglesia y sus malos tratos hacia la población indígena (el mismo sufriría diversos arrestos al defender diversas comunidades marginadas de los excesos del clero) llevándolo a reflexionar continuamente sobre la necesidad de separar a la iglesia del gobierno, lo cual llevaría a cabop como presidente de la República en el periodo conocido como la Reforma.
Sin duda la historia del presidente Juárez es sumamente amplia, rica, interesante y polémica. Valga este pequeño recuento de sus inicios, como homenaje, celebrando su natalicio y recordando, no su frase más recordada, sino la que mejor acompaña a este relato y el desarrollo de su personalidad: Aquel que no espera vencer, ya está vencido.