¿Por qué me tomo el atrevimiento de usar la palabra “verdad”? Por la simple razón de que comprendo como “verdad” algo que durante siglos los hombres y mujeres que escribieron la historia nos han dejado hasta nuestros días. La verdad de que la derecha fue creada para servirse del pueblo es algo que podemos notar si miramos al pasado o al presente. Es tan sencillo encontrar esta verdad siempre y cuando veas más allá de lo que quieres creer. Esta verdad la encontramos en nuestros días con Javier Milei, un economista que representaba algo totalmente nuevo para el pueblo argentino, un león que se devoraría a los “zurdos” argentinos y con ellos a la pobreza en su nación.

Sin embargo, eso no ha sucedido; en Argentina sigue habiendo pobreza, la economía está en declive y el Sr. presidente se la pasa viajando y siendo el lamebotas de EUA. La verdad que buscamos también la podemos encontrar hace unos 46 años con “la dama de hierro” Margaret Thatcher, una académica de Oxford y de orígenes “humildes” en un pequeño pueblo de Inglaterra, una mujer como ninguna otra que llegó a la grandeza del partido conservador, pero que redujo impuestos a los más ricos y aumentó el IVA, una “gran líder” con mano dura para debilitar a los sindicatos y aumentar la pobreza.

Aunque casi hay 50 años de diferencia entre esas verdades, podemos ver un patrón repetitivo el cual la derecha utilizó desde su creación hasta nuestros días para servirse del pueblo. Consiste en utilizar el factor sentimental de la población, logrando vender sus ideales como un producto nuevo o factible. Utilizan la economía, la libertad y el argumento de que lo radical es sinónimo de algo malo o un desastre. Aunque puede variar su discurso, siempre hay algo que une a la derecha sin importar nada, eso es la preservación de los privilegios de unos cuantos y los suyos propios.

Quiero volver a enfatizar en la verdad, en especial una de hace casi 240 años; la “derecha” e “izquierda” nacen en la Revolución Francesa, más específicamente en algo llamado la Asamblea Nacional Constituyente. Básicamente discutían sobre la nueva organización del gobierno. Quienes se sentaban a la izquierda del presidente de la asamblea eran reformistas y revolucionarios, mientras que aquellos que se sentaban a su derecha eran defensores del orden tradicional, básicamente unos monárquicos. Ahora, teniendo en cuenta el patrón repetitivo que mencioné antes; el producto por vender era la protección de la nobleza y el clero (miembros de la iglesia).

El factor sentimental era que estos dos jugaban un papel divino ante Dios. El principal argumento para ir en contra de la izquierda era que ellos utilizaban el “terror” para gobernar y una república era algo muy radical. En realidad, lo único que buscaban era mantener sus privilegios, asegurar su poder, mantener una jerarquía que los beneficiara y seguir controlando a la población a través del clero.

Nuevamente retomo la verdad, y la verdad es que la derecha sigue el mismo patrón desde su creación. Un ejemplo más local de este patrón lo podemos encontrar en nuestra bella patria, hace unos 20 años. Cuando las elecciones federales de 2006 estaban muy cerca, el entonces jefe de gobierno del DF, Andrés Manuel López Obrador, tenía la intención de buscar la presidencia de la república. La derecha panista, liderada por Fox, intentó de todo para detener a AMLO. Cuando sus intentos fueron fallidos, recurriendo al “patrón de la derecha”, el sentimiento de la población resonaba muy fuerte. Al PAN le faltaban muchas cosas y no se podía regresar a la dictadura del PRI, así que la única alternativa era el PRD. La derecha tenía que vender a su candidato: Felipe Calderón Hinojosa. Así que utilizaron promesas como seguridad, empleo, desarrollo energético y el estado de derecho. El argumento en contra de la izquierda era que, si AMLO llegaba a la presidencia, habría desestabilización económica, un gobierno populista y crecimiento de la pobreza.

Al final, su discurso y campaña no resultaron como ellos querían, y desesperados por conservar su poder político y las transas que se hacían debajo de la mesa, la estabilidad interna de su partido y sobre todo, su futura guerra contra el narcotráfico (la cual les sirvió como una gigantesca cortina de humo para fortificar sus alianzas con el crimen organizado), terminaron haciendo un fraude electoral.

Sin duda alguna, la verdad se encuentra ahí. La verdad de que la derecha se aprovecha y se sirve del pueblo es algo que está presente en cada rincón de nuestra historia. Está presente en cada ejemplo mencionado y en muchos más. Podría mencionar más cosas en relación con Donald Trump, Giorgia Meloni, Enrique Peña Nieto, Porfirio Díaz, Daniel Noboa, Marie Le Pen, Jair Bolsonaro, Eduardo Verástegui y muchísimos más, pero por el momento, la reflexión sobre los ejemplos de la verdad incómoda será suficiente para reflexionar. La historia seguirá avanzando y el patrón repetitivo continuará.

Las juventudes que nos convertiremos en líderes del mañana debemos de prestar mucha atención al panorama político y así evitar girar en una dirección que sólo manche nuestros nombres, como todos los que se aprovecharon del pueblo que lamentablemente sigue confiando en ellos. Ojalá esta verdad deje de incomodar y se reconozca incluso por aquellos que fueron parte de ella.