Ciudad de México, México.- El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, ha reavivado el debate sobre la pena de muerte al anunciar su intención de imponerla para quienes cometan homicidios en Washington D.C., pese a que esta fue abolida en la jurisdicción local hace décadas.
Durante una extensa reunión de gabinete retransmitida íntegramente —la séptima de su mandato— Trump afirmó: “Si una persona asesina a alguien en la capital, pediremos la pena de muerte”.

El anuncio se enmarca en una estrategia más amplia del mandatario para “recuperar el control” de la capital, bajo el argumento de que la criminalidad en la ciudad representa una crisis nacional. La iniciativa, sin embargo, enfrenta múltiples interrogantes legales, ya que la jurisdicción local de Washington abolió la pena capital hace años, y no está claro cómo el gobierno federal podría imponerla de forma unilateral.
“Es una medida de prevención muy fuerte”, justificó Trump. “No sé si estamos preparados para esto en este país. Pero no tenemos otra opción”, agregó, asegurando que toda su Administración respalda la propuesta.
Medidas de seguridad sin precedentes
Desde el 11 de agosto, el presidente ha intensificado la presencia federal en la capital. Inicialmente, se activaron 800 miembros de la Guardia Nacional local, pero el número ha aumentado a más de 2.200 gracias al envío de tropas adicionales desde seis Estados republicanos: Virginia Occidental, Carolina del Sur, Ohio, Misisipi, Luisiana y Tennessee.

Además del despliegue militar, la ciudad se encuentra bajo vigilancia constante de la Policía Metropolitana y agentes federales del FBI, la DEA y el ICE. Esta movilización ha sido especialmente visible en zonas emblemáticas como museos y estaciones de metro.
La fiscal general, Pam Bondi, informó que hasta el martes se habían producido 1.094 detenciones y se habían incautado 115 armas ilegales. No obstante, organizaciones civiles y activistas han denunciado que parte de los operativos se están utilizando para detener a migrantes indocumentados, aprovechando el clima de emergencia que el presidente ha proclamado.
Rechazo local, apoyo nacional

Pese al fuerte rechazo entre los 700.000 residentes de la capital, donde la mayoría se opone a las políticas de control promovidas por Trump, la propuesta parece tener eco fuera de Washington. Según una encuesta de Harvard CAPS-Harris publicada la semana pasada, un 54% de los estadounidenses respalda la iniciativa presidencial, incluyendo un abrumador 85% de los votantes republicanos y un 28% de los demócratas.
Para Trump, que ha convertido la seguridad pública en un eje central de su mandato, esta es una apuesta con alta rentabilidad política. Al endurecer su postura contra el crimen, obliga a sus opositores a elegir entre respaldar sus medidas o exponerse a ser retratados como “blandos” frente a la delincuencia, un tema que figura entre las principales preocupaciones de los votantes.
Paradójicamente, los datos oficiales muestran que la criminalidad en Washington D.C. se encuentra en su nivel más bajo en tres décadas, pese a estar por encima de la media nacional. Trump ha puesto en duda estas estadísticas y ha adelantado que su gobierno abrirá una investigación para evaluar su veracidad.