Salamanca, Gto.- A 25 años de la contingencia ambiental que se generó por la explosión de químicos de la empresa Tekchem ambientalistas de integrantes de Huamat “El Hermano de Asís”, que preside Maura Alicia Vázquez Figueroa, exigen acceso a la información sobre la evaluación de riesgo ambiental para saber a detalle los procesos de remediación aplicados al sitio, así como la realización de estudios, métodos utilizados; y realizar nuevos sobre la existencia o no de pasivos ambientales conforme a la norma NMX-AA-015-1985, y realizar nuevos muestreos y análisis del sitio, mantos freáticos y aire.
Los ambientalistas consideran necesario hacer pruebas de los diferentes tipos de plaguicidas que fabricaron en Tekchem y las denominaciones comerciales anteriores. Con una cromatografía de fase líquida que se tenga como evidencia. Según la norma 105-1988 sobre plaguicidas.

“¿Se han realizado investigaciones relacionadas con el inventario de plaguicidas en el laboratorio del Instituto Mexicano de Tecnología del Agua (IMTA)? para determinar que pozos cercanos a Tekchem cumplen los límites que marca la OMS o la Comunidad Europea en materia de DDT y de atrazina desetilatrazina. Y si se cumplen los criterios. Si se cumplieron es conveniente analizar la evidencia. Realizar a prueba de Ahmes que mide el grado de toxicidad del agua. En caso de ser muta génica significa que es cancerígena”, precisaron.
Las ambientalistas aseguraron que México figura entre los primeros 15 países en donde han ocurrido los más grandes accidentes industriales de 1917 al año 2011. El accidente en la planta de agroquímicos Tekchem ubicada en Salamanca, fue uno de esos eventos.
Recordaron que el 12 de septiembre del año 2000, poco antes de las 19:00 horas ocurrió la más grave contingencia ambiental en Salamanca, dentro de las instalaciones de Tekchem S.A. de C.V. localizada al este de la ciudad.
Tekchem confirmó que fue malatión lo que se fugó
Tekchem confirmó que fue malatión lo que se fugó. No hubo un análisis posterior que lo confirmara. Aún sí, sólo haya sido malatión, faltó que se determinara la concentración porcentual para conocer qué impurezas contenía y cuáles compuestos se “formaron” durante la fuga de 60 toneladas que declaró la empresa. La cantidad vertida al ambiente se fue minimizando hasta llegar a decir que fueron 7.5 toneladas.
Aseguraron que tiempo después de la explosión, las personas de las colonias aledañas a esta industria seguían padeciendo síntomas que no tenían, al menos de manera tan marcada, antes del accidente. Algunos eran dolores de cabeza, dolores abdominales, problemas en las vías respiratorias, sangrados de nariz, así como varios casos de cáncer (leucemia sobre todo) y de insuficiencia renal, aseguraron.
Por ello esperan que las autoridades les den respuesta a las preguntas que tienen, porque hasta ahora, no ha habido Justicia Ambiental, coincidieron.
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