Comonfort, Gto.- Desde hace varios meses, en el gobierno de Comonfort se decidió instalar un sonido espantapájaros para ahuyentar a las aves del jardín principal.
Se sabe que aves como las palomas, principalmente, tienen un excremento muy ácido que daña monumentos, pisos, bancas y otros elementos de la infraestructura urbana; en el caso del jardín, se buscaba proteger el kiosco central.

Para ello, se colocó en el techo del kiosco un sistema de bocinas que, aproximadamente cada 5 o 6 minutos, emite un popurrí de sonidos de aves cazadoras, como águilas, halcones y hasta guacamayas. Estos sonidos, supuestamente amenazantes para las aves más pequeñas, parecían funcionar al principio, pero con el tiempo las palomas entendieron que se trataba de un engaño y regresaron.
Actualmente, no solo ignoran el sonido, sino que incluso se posan sobre las mismas bocinas.
El sistema también representa un inconveniente para las personas: algunos ciudadanos y visitantes que acuden al Pueblo Mágico para disfrutar del jardín en calma deben soportar estos sonidos. Las primeras dos o tres veces pueden resultar curiosos, pero con el tiempo se vuelven molestos debido al volumen.



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