Desde antes de la visita del secretario de Estado Marco Rubio, la presidente Claudia Sheinbaum había sido avisada de que el gobierno de Estados Unidos investiga desde el más alto nivel a un grupo de gobernadores de Morena ligados a actividades del crimen organizado, así como a distintos funcionarios que forman parte del gobierno mexicano bajo la era de la 4T.

En la reunión con Rubio, según el reporte de una fuente de Palacio Nacional que estuvo presente durante el encuentro, se manejaron los hombres de Américo Villarreal, Alfonso Durazo, Evelyn Salgado, Horacio Duarte y Ricardo Peralta.

El énfasis de Rubio en ese momento fue, sin embargo, para el coordinador de los senadores de Morena y exgobernador de Tabasco, Adán Augusto López Hernández.

Alrededor del “hermano” del expresidente Andrés Manuel López Obrador, y de quien fuera nada menos que secretario de Gobernación de este, se tejen acusaciones que involucran delincuencia organizada, lavado de dinero, evasión fiscal, corrupción y hasta narcoterrorismo (por el hallazgo de una red que lo liga presuntamente con el Cártel de Sinaloa y el Cártel Jalisco).

De acuerdo con el reporte consultado, Rubio externó su extrañeza ante el hecho de que Adán Augusto fuera sostenido como funcionario público en activo a pesar de su evidente colusión con el recientemente detenido líder del grupo La Barredora, Hernán Bermúdez Requena: nada menos que el secretario de seguridad de Tabasco durante el gobierno de López Hernández.

El columnista Raymundo Riva Palacio ha informado que, en agosto pasado, durante una reunión con Sheinbaum, en la que estuvo presente Ricardo Monreal, se abordó el problema que viene arrastrando el exgobernador de Tabasco: la presidenta le pidió que dejara la coordinación de los senadores en tanto avanzaban las investigaciones, a fin de no afectar al “movimiento”, y le ofreció “una salida diplomática”. Riva Palacio afirma que el exsecretario de Gobernación insistió que no tenía por qué dejar el cargo, ya que nunca estuvo al tanto de las acciones de su exsecretario.

Los reportes afirman que desde Palenque se pidió que Hernández López no fuera abandonado. Pero el actual gobernador del estado, Javier May, no quiere pagar los platos rotos, ni tampoco el costo en sangre que le dejaron los gobiernos de Adán Augusto y su interino, Carlos Merino.

Adán Augusto se encuentra el centro de las presiones internas de Morena y de las exigencias del gobierno de Estados Unidos, que le ha agradecido a la presidenta que hiciera a un lado la estrategia que permitió que los grupos criminales se apoderaran de extensas franjas del territorio.

Para mala suerte de López Hernández, su nombre ha vuelto a aparecer, vinculado con el escándalo mayúsculo del tráfico de huachicol operado por marinos de alto rango desde la aduana de Tampico, entre otras.

Según testimonio que el testigo protegido “Santo”, exdirector de la aduana de Tampico, ofreció a la Fiscalía General de la República, los buques cargados de huachicol fiscal atracaban en el muelle o recinto fiscal 289. A cargo de la operación de recinto se halla una empresa constituida, extrañamente, en el mismo mes y año en que le dieron la concesión (junio de 2020): Tampico Terminal Marítima, S.A de C.V.

“Santo” refirió que acudió 13 veces a ciertas oficinas para recibir 1.7 millones de pesos que en su calidad de director de la aduana le pagaban cada vez que un barco de huachicol era descargado. Ahí coincidió con Antonio Dávila Capiterucho, el administrador de Tampico Terminal Marítima, quien a su vez iba a recibir los sobornos que los traficantes le pagaban al propietario del muelle 289.

“Capiterucho”, como aparece citado en el expediente de la FGR, le habló a “Santo” de “los lazos y muy buena amistad” que su patrón tenía con López Hernández, y le recomendó “que tuviera cuidado con ellos porque estaban trabajando con personas de la delincuencia organizada”.

El patrón resultó ser Saúl Vera Ochoa: un empresario de Tabasco que financió la precampaña de Adán Augusto a la presidencia de la República, como ha comprobado Mexicanos Contra la Corrupción y la Impunidad, y llegó a declarar: “Sería de enorme beneficio para Tabasco tener a otro coterráneo en Palacio Nacional. Pero, además, estoy seguro de que le iría muy bien al resto del país”.

Una de las cuatro compañías registradas a nombre de Saúl Vera Ochoa, fue constituida, por cierto, en la notaría de Adán Augusto.

La investigación sobre el escándalo del huachicol y la Marina es letal para el “hermano” de López Obrador, exgobernador de Tabasco y exsecretario de Gobernación: apunta a que su campaña a la Presidencia, en sus días de “corcholata”, fue pagada con dinero que procedía de buques cargados con el llamado huachicol fiscal.

Este simple dato bastaría para ponerlo bajo investigación.

Sheinbaum lo protegerá hasta donde pueda, pero ya no se puede mucho. El problema para ella es que hundir al secretario de Gobernación de AMLO es hundir para siempre la narrativa del Patriarca que, a cambio de poder, entregó México a los criminales.