Irapuato, Gto.- Octubre, mes de relatos oscuros, también invita a mirar de frente episodios históricos que rozan el horror. En Irapuato, la sombra de la Inquisición dejó huella con al menos 20 procesos documentados, muchos de ellos ligados a acusaciones de brujería, aunque en realidad se trataba de curanderos y curanderas que utilizaban hierbas para sanar.

La sombra de la Inquisición en Irapuato: curanderas y el doble rostro del “benefactor” Barreto

Uno de los casos más antiguos es el del conquistador Pedro Maese de Roa, quien llegó a la Nueva España hacia 1525, luego de participar en expediciones con Hernán Cortés y Nuño de Guzmán. Recibió tierras en el Bajío, entre ellas en Irapuato, donde, al negarse a pagar el diezmo y lanzar insultos a los cobradores de la Iglesia, fue denunciado ante el tribunal de la Inquisición. Aunque el proceso no pasó de una penitencia leve, marca el inicio de estos registros en la ciudad.

La doble cara de un benefactor

Para muchos, Barreto de Tabora es un benefactor de Irapuato, un hombre que impulsó obras, apoyó a la comunidad y dejó huella en el desarrollo de la ciudad. Tal es el caso del edificio que hoy alberga la Presidencia Municipal, que en su momento fue un donativo en donde durante muchos años funcionó un colegio de niñas.

La sombra de la Inquisición en Irapuato: curanderas y el doble rostro del “benefactor“ Barreto
La sombra de la Inquisición en Irapuato: curanderas y el doble rostro del “benefactor” Barreto

Él era el comisario de la Inquisición

Sin embargo, detrás de esa imagen honorable se oculta un rostro mucho más oscuro: él era el comisario de la Inquisición. En su papel inquisitorial, Barreto de Tabora fue pieza clave en los procesos que marcaron la vida de varias personas en la región. Su nombre aparece ligado a esa doble cara de la historia: mientras era ensalzado como filántropo, también era el encargado de abrir expedientes, recoger confesiones y dar cauce a acusaciones que podían costarle la vida a curanderas, parteras o simples vecinos que se enfrentaban al poder eclesiástico.

La sombra de la Inquisición en Irapuato: curanderas y el doble rostro del “benefactor“ Barreto
La sombra de la Inquisición en Irapuato: curanderas y el doble rostro del “benefactor” Barreto

La historia suele confundirse con la llamada “Casa del Inquisidor”, hoy Museo de la Ciudad. La finca perteneció a Leandro Barreto de Tabora, uno de los personajes más recordados de la historia local. Aunque en Irapuato no se aplicaban torturas —éstas se realizaban en la Ciudad de México—, Barreto participaba en la maquinaria inquisitorial que criminalizaba prácticas ancestrales”, comentó Franco Segoviano, historiador del Archivo Histórico Municipal.

La sombra de la Inquisición en Irapuato: curanderas y el doble rostro del “benefactor“ Barreto
La sombra de la Inquisición en Irapuato: curanderas y el doble rostro del “benefactor” Barreto

Segoviano mencionó también el caso de Teresa García, “la Milagrosa”, una mulata libre, curandera y partera acusada de “supersticiosa” en 1736, por el uso de hierbas y remedios naturales, situación que fue interpretada como brujería, un delito castigado con dureza.

En Irapuato no se efectuaron torturas, en caso de que, por ejemplo, la persona que estuviera en proceso y no quisiera confesar sus pecados. Si llegaba a aplicarse de la tortura, pero esto era en la ciudad de México (…) lo que se usaba era el potro que consistía en estirar la persona hasta casi casi dislocarle, los brazos o las piernas“, menciona Segoviano.

Casos como este muestran cómo la Inquisición confundía el saber popular con superstición y hechicería, sobre todo cuando provenía de mujeres. Lo que para el pueblo eran manos que sanaban, para el tribunal eran pactos con el demonio.