Ciudad de México, México.- El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, viajará este martes 1 de julio al estado de Florida para inaugurar el nuevo centro de detención para migrantes conocido como ‘Alligator Alcatraz’ (Alcatraz Caimán), que ha generado una controversia considerable por su ubicación en una de las zonas ecológicas más sensibles del país. La inauguración del centro, situado en un vasto humedal cerca de Miami, será una de las visitas más esperadas del presidente, quien estará acompañado del gobernador de Florida, Ron DeSantis, y la secretaria de Seguridad Nacional, Kristi Noem.

Trump inaugura en Florida el polémico centro de detención “Alligator Alcatraz”, ubicado en un valioso humedal, causando protestas de ambientalistas y políticos (Foto: Twitter)

En una rueda de prensa celebrada el lunes 30 de junio, DeSantis destacó la seguridad del nuevo centro, afirmando que “cuando el presidente venga mañana será capaz de ver que, cuando llevas a gente allí, no hay forma de que escapen a ningún lado”. Según el gobernador, la ubicación del centro está diseñada para asegurar que los migrantes no puedan huir, gracias a la presencia de los caimanes y al entorno natural de la zona.

El polémico ‘Alligator Alcatraz’

Trump inaugura en Florida el polémico centro de detención “Alligator Alcatraz”, ubicado en un valioso humedal, causando protestas de ambientalistas y políticos (Foto: Twitter)

El centro se encuentra al suroeste de Miami, en una zona que forma parte de los Everglades, uno de los humedales más importantes y biodiversos del planeta. Aunque el penal tiene la capacidad de albergar hasta 3,000 personas, su construcción ha sido extremadamente rápida. En apenas dos semanas, desde que el fiscal general de Florida, James Uthmeier, propuso la idea el pasado 18 de junio, las autoridades locales han montado decenas de carpas de grandes dimensiones, similares a las utilizadas durante la pandemia de COVID-19, sobre el terreno de un antiguo aeropuerto abandonado.

El funcionamiento de ‘Alligator Alcatraz’ requerirá una inversión anual de 450 millones de dólares, según lo indicado por la portavoz del Departamento de Seguridad Nacional, Tricia McLaughlin, en declaraciones al New York Times. La instalación será supervisada por el Departamento de Seguridad Nacional y estará alineada con las políticas migratorias implementadas por la administración de Trump y DeSantis.

Controversia y oposición

Trump inaugura en Florida el polémico centro de detención “Alligator Alcatraz”, ubicado en un valioso humedal, causando protestas de ambientalistas y políticos (Foto: Twitter)

A pesar de la rápida construcción y los argumentos de seguridad presentados por el gobierno de Florida, el proyecto ha recibido fuertes críticas. La alcaldesa del condado de Miami-Dade, Daniella Levine Cava, ha sido una de las principales voces en contra, denunciando que el condado recibirá solo 20 millones de dólares por la compra del terreno, a pesar de que su valor real es de al menos 190 millones.

“Esto es una venta injusta para un área que tiene un valor ecológico incalculable”, afirmó la funcionaria.

Asimismo, varias organizaciones ambientalistas han expresado su preocupación por el impacto ecológico que la construcción del penal podría tener en la biodiversidad de los Everglades. Las agrupaciones han demandado al gobierno federal y al condado por no haber cumplido con las leyes ambientales al permitir la construcción del centro en un área de alto valor ecológico.

El centro de detención “Alligator Alcatraz” refleja la alianza estrecha entre Donald Trump y Ron DeSantis, quien se ha destacado por su postura firme en contra de la migración, a pesar de que Florida alberga una de las comunidades migrantes más grandes del país. La construcción de este centro se suma a otros esfuerzos conjuntos, como la construcción de un nuevo centro de detención en el campo de la Guardia Nacional al suroeste de la ciudad de Jacksonville.

El nuevo centro de detención es una de las medidas más drásticas que se han tomado en Florida para hacer frente a la crisis migratoria, y aunque ha generado apoyo entre ciertos sectores políticos y sociales, también ha levantado una fuerte oposición por parte de ambientalistas y defensores de los derechos de los migrantes.