Los zoológicos ya no son una alternativa eficiente si de preservar y proteger especies se trata

La primera vez que vi un oso polar fue en el zoológico de Morelia. Estaba en una especie de foso, recibía gustoso el agua que salía de un tubo de gran tamaño. ” Se está bañando”, pensé, desde la ingenuidad de los cinco años. Con el tiempo entendí que el oso moría de calor y buscaba desesperado refrescarse.

Sacar a un animal de su hábitat y exhibirlo se ha normalizado por siglos. Los zoológicos surgieron a finales del siglo XVIII e inicios del XIX. Su propósito inicial era coleccionar animales considerados exóticos. Fue hasta el siglo XX, en la década de 1960, cuando estos recintos emprendieron planes para la reproducción de especies en cautiverio. Este propósito requirió de gran número de estudios y expertos.

Aunque la intención es buena, alrededor del mundo (en especial en México) no todos los zoológicos han podido cumplir el objetivo, a veces ni siquiera el mantenimiento digno de su población, por múltiples factores.

El Parque Zoológico de León, uno de los más grandes y emblemáticos del Bajío, arrojó claros ejemplos en las últimas semanas.

Múltiples escándalos

El 2 de diciembre la muerte de 24 borregos muflones, atacados por una jauría, obligó a analizar con lupa el funcionamiento del Zoológico de León. El cómo los perros ingresaron a la zona, aún se desconoce. Cuatro canes permanecen ‘detenidos’ mientras la Fiscalía General del Estado determina cuál será su destino.

A partir de este episodio, otros casos no tan recientes salieron a la luz: rinocerontes en evidente estado de desnutrición; Mara, una elefanta que sufría depresión; el hallazgo del cuerpo de un mono en las inmediaciones; un pingüino succionado por un filtro. Esto evidenció la urgencia de investigar qué sucede en este zoológico en particular y, sobre todo, ¿cuál es la pertinencia de que cualquier zoológico continúe operando?

Una jirafa llamada Benito y una osa negra, Mina, acapararon titulares por sus terribles historias. En enero de 2024, Benito fue trasladado al Africam Safari en Puebla, luego de vivir en total negligencia en un zoológico de Ciudad Juárez, Chihuahua. La jirafa se convirtió en estandarte de la necesidad de corroborar las condiciones en que viven los animales en cautiverio.

Recientemente se viralizó la terrible imagen de Mina, rescatada del zoológico La Pastora, en Monterrey, Nuevo León. Mina fue trasladada a la Fundación Invictus, en Hidalgo, donde su salud aún es delicada, pero su rehabilitación ha dado importantes avances.

Casos de éxito como el de la panda Xin Xin, único ejemplar en el mundo no nacido en China, son usados a favor del cautiverio.

Es un dilema importante. Muchos animales no sobrevivirían en la naturaleza debido a la cacería, la destrucción de su hábitat, el comercio y tráfico ilegal. Pero parece que tampoco tienen una gran esperanza de vida bajo la protección directa de los humanos.

Si hipotéticamente se determinara desaparecer los zoológicos, ¿qué sucedería? ¿cuál sería el siguiente paso?

¿A dónde llevarlos?

Los santuarios, sitios que recrean con las características más cercanas posibles al hábitat natural de algunas especies, parecen una gran alternativa.

Hay lugares donde los animales viven sin jaulas, sin barreras, sin enrejados, sin piscinas o acuarios minúsculos; habitan territorios delimitados, estrictamente controlados. Bueno, idealmente, porque hemos visto que no siempre es así.

En 2022 estalló el escándalo del santuario Black Jaguar-White Tiger, propiedad del empresario Eduardo Serio. El sitio, ubicado en el Ajusco, albergaba principalmente a felinos. Activistas denunciaron las pésimas condiciones en que vivían leones, tigres, leopardos y pumas. El hambre los orilló incluso al canibalismo. Ya que el sitio era visitado por celebridades como Maluma, Katy Perry y Paris Hilton, gozaba de gran prestigio.

Tras una inspección de la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (Profepa) fue clausurado y 206 ejemplares fueron asegurados. Los felinos arrebatados a Black Jaguar-White Tiger encontraron un nuevo hogar en los zoológicos del país; después de las situaciones que hemos enumerado, caben las dudas, la posibilidad de que su vida no haya dado el giro que merecía.

La cuestión principal es, ¿qué hacer con las especies que son rescatadas? ¿Cómo garantizarles protección, sobrevivencia? Recordemos lo que ocurrió tras prohibirse la participación de animales en los circos (que logró el Municipio de León hace más de una década). Esta medida, iniciativa del Partido Verde, no tuvo un buen desenlace. A falta de políticas públicas concretas, a falta del correspondiente seguimiento, la mayoría de los ejemplares murieron en el abandono o fueron sacrificados.

Estamos frente a un tema complejo. La defensa de los derechos de los animales es una de las causas favoritas de los políticos para ganarse la simpatía de los ciudadanos. Sin embargo, no es un conflicto que se analice a profundidad, al que se le invierta suficiente presupuesto e inteligencia más allá de lo propagandístico.

Por otro lado, la preservación debería ser el único fin que justifique el cautiverio. La exhibición de animales no deja de ser un alarde de poder, una conquista, otra oportunidad de la humanidad para mostrarse superior.

Los zoológicos son actualmente una alternativa obsoleta, tan normalizada, que no se ha pensado en cómo sustituirla.

LO SUPERFLUO: Este sábado el Zoológico de León reabrió sus puertas al asegurar que acatará las observaciones de Profepa.

LO PROFUNDO: Además de los casos que debido a su magnitud se han viralizado, aterra pensar cuántos existen ‘en lo oscurito’.