En un sorprendente giro, Zambada de 75 años se declaró culpable en un tribunal federal de Nueva York el pasado lunes, enfrentando cargos de narcotráfico, lavado de dinero y uso de armas. Esta confesión pone fin a una era de misterio sobre su vida y actividades criminales, donde durante décadas fue la figura clave detrás del Cártel de Sinaloa, una de las organizaciones criminales más poderosas del mundo.
Una vida de narcotráfico desde joven

Originario de El Álamo, un pequeño poblado en el estado de Sinaloa, Ismael Zambada nació en 1950 en una familia campesina. Desde joven, mostró interés en el mundo de las drogas. Según su propio testimonio, su entrada al narcotráfico ocurrió a los 19 años cuando comenzó a cultivar marihuana en las colinas de Sinaloa, un estado que sería la cuna de uno de los cárteles más temidos y rentables del planeta.
Zambada reconoció que esa experiencia fue solo el inicio de lo que sería una vida llena de ilegalidad, violencia y negocios multimillonarios.
“Planté marihuana a los 19 años”, fue lo que Zambada declaró en un tribunal estadounidense, mostrando sin tapujos el origen de su carrera criminal. Este fue el primer paso en un largo camino que lo llevaría a las cumbres del poder del narcotráfico.
De pequeños cargamentos a líder del Cártel de Sinaloa
A lo largo de su carrera, Zambada fue escalando posiciones dentro del Cártel de Sinaloa, comenzando con pequeños cargamentos de droga y rápidamente ganándose el respeto y la confianza de los líderes de la organización. Con el paso de los años, El Mayo fue tomando control de rutas de tráfico de drogas hacia Estados Unidos, extendiendo su imperio y expandiendo su influencia. Para 1989, Zambada ya era uno de los líderes más poderosos del cártel, una posición que mantuvo hasta el día de su arresto.

En la corte, Zambada confesó haber dirigido la organización criminal de forma continua desde su apogeo en 1989 hasta principios de 2024. Según sus declaraciones, el Cártel de Sinaloa estaba involucrado en todo tipo de actividades criminales, incluyendo asesinatos, secuestros, lavado de dinero y sobornos para asegurar su impunidad.
“Durante mis más de 50 años en esta actividad, creé una gran organización criminal que dirigí y lideré”, expresó Zambada ante el juez federal Brian Cogan, en un relato detallado de su carrera criminal que duró más de cinco minutos.
A lo largo de las décadas, Zambada supo cómo mantenerse en las sombras, evitando la captura de las autoridades mexicanas y estadounidenses. Mientras otros capos fueron capturados y encarcelados, Zambada logró escapar a través de sobornos a políticos, militares y policías. De acuerdo con su propio testimonio, estos sobornos comenzaron en sus primeros años en el negocio de las drogas, y se mantuvieron durante toda su carrera, lo que le permitió operar con relativa libertad.
“La organización que dirigí promovió la corrupción en mi propio país. El pago de estos sobornos se remonta a mis inicios, cuando era joven y continuó durante los años del cártel”, dijo Zambada durante su audiencia.

La habilidad de Zambada para corromper a las autoridades y su capacidad para permanecer fuera del radar le permitieron gobernar el Cártel de Sinaloa con una mano invisible, mientras su imperio de drogas prosperaba a nivel global.
La confesión y el precio de su impunidad
En su audiencia en Nueva York, Zambada se declaró culpable de varios cargos que podrían resultar en una cadena perpetua obligatoria. También aceptó el decomiso de 15 mil millones de dólares, producto de sus actividades criminales. Sin embargo, su confesión no solo buscó reducir su condena, sino también ofrecer una muestra de arrepentimiento por los daños causados.
“Reconozco el gran daño que las drogas ilegales han causado a la gente de Estados Unidos y de México”, dijo el capo, dando una de las pocas muestras de remordimiento en su vida.
El Mayo Zambada aceptó también que su organización fue responsable de causar una enorme cantidad de muertes y sufrimiento tanto en México como en Estados Unidos, a través de la venta de drogas ilegales y la violencia asociada al tráfico.