Guanajuato, Gto.– Con la llegada de diciembre, el olor a tamales y ponche de frutas es habitual en las calles de Guanajuato, anunciando una de las épocas más esperadas del año. En sus pueblos mágicos, las tradicionales posadas son experiencias inigualables para locales y turistas.
Desde procesiones iluminadas por faroles artesanales hasta la degustación de platillos únicos, vivir una posada en Guanajuato es sumergirse en una festividad donde la fe y la convivencia entre vecinos se entrelazan. A continuación, te decimos cómo viven esta tradición los pueblos mágicos.

Las posadas de Dolores Hidalgo
En Dolores Hidalgo, los cánticos para pedir posada resuenan con fuerza en los atrios de las parroquias barrocas, recordando que fue en estas mismas tierras donde se gestó la libertad nacional. Al finalizar la liturgia y el recorrido de los peregrinos, se da paso a la algarabía en la plaza principal, donde la cerámica mayólica adorna los nacimientos monumentales que decoran el centro histórico.
Lo que distingue a la celebración dolorense es su comida típica. Tras romper las piñatas de siete picos, que simbolizan los pecados capitales, es costumbre que los asistentes mitiguen el frío invernal no solo con ponche, sino con las famosas nieves exóticas, que en esta temporada ofrecen sabores de temporada como garambullo, de mole y chicharrón.

Las luces de Salvatierra
En el sur del estado, en Salvatierra, la espiritualidad se vive a flor de piel. Conocido como la ciudad más antigua de Guanajuato, este pueblo mágico destaca por sus “Luces de Salvatierra“, una tradición que, aunque tiene su cúspide en otras fechas, influye en la estética de sus posadas.
Las casonas y conventos se iluminan para recibir a la procesión, y es común ver representaciones vivientes del nacimiento. Sin embargo, el verdadero tesoro de una posada salvaterrense está en la mesa: los anfitriones suelen ofrecer “largas” —tortillas de maíz gigantes con guisados— y, como postre imprescindible, los “prestiños”, una masa frita bañada en miel de piloncillo y canela que es representativa de la dulcería local.
¿Cómo se viven las posadas en Mineral de Pozos?
Por otro lado, en Mineral de Pozos, las posadas son más bohemias. En este “pueblo fantasma”, las ruinas de las antiguas minas y haciendas jesuitas son el escenario de las procesiones. Aquí, el sonido de instrumentos prehispánicos a menudo se mezcla con los villancicos tradicionales, creando una atmósfera íntima bajo un cielo estrellado.

Así se celebran las posadas en Jalpa de Cánovas
En el caso de Jalpa de Cánovas, ubicado en la frontera con Jalisco, la celebración está ambientada en la época de las grandes haciendas. Este municipio que es conocido por sus nogaleras y membrillares, celebra sus posadas en torno a la cosecha local.
La costumbre consiste en que, después del rezo, se ofrece a las y los invitados mole de nuez o atole de cáscara de nuez, platillos que aprovechan la abundancia del fruto en la localidad.

La parroquia del Señor de la Misericordia suele ser el lugar preferido de las y los residentes para hacer estas reuniones donde la comunidad celebra el cierre de un ciclo anual.
Así, recorrer Guanajuato durante las posadas es conocer que cada pueblo mágico tiene una forma distinta de vivir las festividades. Ya sea entre ruinas mineras, haciendas nogaleras o plazas independentistas, se vive la calidez de sus residentes, quienes año con año, mantienen viva una de las tradiciones más bellas de México.
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