Celaya, Gto.- A dos años de la tragedia donde perdieron la vida Víctor Mireles y la señora Carmen, integrantes del grupo ciclista Fosforilocos, se apagó de manera trágica en la carretera Cortazar–Celaya, tras ser embestidos por el conductor de una camioneta blanca que, según testigos, manejaba en estado de ebriedad. Dos años en los que, pese a las evidencias y a los testimonios, la Fiscalía General del Estado de Guanajuato no ha detenido al responsable ni ha dado avances significativos en la carpeta de investigación.
La tragedia ocurrió el 8 de agosto de 2023, día en que el grupo participó en una rodada con causa en Cortazar para recaudar fondos en apoyo al tratamiento contra el cáncer de una compañera ciclista.
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Al concluir la actividad y emprender el regreso hacia Celaya por la carretera Panamericana, nadie imaginaba que la jornada solidaria terminaría en luto.
A la altura del puente vehicular que conecta a la comunidad Segunda de Crespo, en las inmediaciones del relleno sanitario Tinajitas, una camioneta blanca arrolló a varios integrantes del pelotón.
El impacto fue fatal para Víctor, quien murió al instante tras caer al pavimento, y para la señora Carmen, cuyo cuerpo fue lanzado con fuerza desde el puente hacia el asfalto muy cerca de las vías férreas.
De acuerdo con testigos, el conductor no se detuvo y continuó su marcha; sin embargo, algunos ciclistas lograron interceptarlo al final del puente.
Relatan que, al confrontarlo, se percataron de que presentaba signos claros de ebriedad. En un momento de distracción, el hombre aprovechó para escapar, abandonando la unidad en el lugar.
La camioneta quedó como prueba irrefutable: en el portavasos reposaba un envase de bebida alcohólica, a un costado estaba la tarjeta de circulación y, en la caja, piezas que parecían pertenecer a vehículos o maquinaria.
El cofre y el parabrisas presentaban daños evidentes por el impacto.
Cerca de la unidad se encontraban dos bicicletas: una roja, propiedad de la pareja de Víctor, con la que intentó detener al agresor, y una azul, destrozada, que pertenecía a Víctor y que fue arrastrada varios metros.
En el puente, el silencio se mezclaba con el llanto de los ciclistas que minutos antes compartían risas y satisfacción por haber ayudado a una causa noble.
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La llegada de familiares de las víctimas desbordó la escena en dolor e incredulidad. Los paramédicos confirmaron que, pese a portar casco, luces y equipo de seguridad, el golpe había sido mortal.
Desde entonces, las familias de Víctor y Carmen han vivido un calvario. Han acudido decenas de veces a la Fiscalía aportando fotografías, direcciones, el nombre del propietario de la camioneta e incluso un retrato hablado del presunto responsable basado en el testimonio de tres testigos. No obstante, la respuesta oficial ha sido que la investigación sigue abierta y que el dueño de la camioneta, junto con sus tres hijos, habría salido del país.
A dos años del siniestro, las familias continúan exigiendo justicia y que la muerte de Víctor y Carmen no quede impune.
Mientras tanto, en el recuerdo de sus compañeros y seres queridos, ambos siguen pedaleando, como símbolo de lucha y amor por la vida.
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