Irapuato, Gto.- A sus 25 años, Jesús Francisco Solaiza Ocaña se ha consolidado como una de las mayores promesas del ciclismo de montaña en la modalidad de descenso (Downhill, DH) en México.
Aunque su camino deportivo comenzó en el fútbol, su vida cambió por completo cuando descubrió el downhill, un deporte individual que, como él mismo dice, “le emocionó el corazón” y lo llevó a entrenar con una disciplina que transformó su destino.
“Fue una larga preparación. Desde que quise competir me metí directo. Mi primera carrera fue en principiante… y quedé en último lugar. Sí me desmotivé, pero luego empecé a echarle el triple de ganas para demostrarme a mí mismo que podía. Llegué a entrenar tres veces al día. Esto no me fue nato; tuve que entrenar mucho para que mi cuerpo se adaptara al deporte”, recuerda.

Desde Irapuato, Francisco Solaiza se abre paso en el downhill mexicano
Él sabía que sin disciplina no podría llegar lejos, entonces se esforzó tanto que su trabajo comenzó a rendir frutos: En 2018 se coronó campeón estatal Junior, y en 2019 fue campeón estatal Experto.
Su dominio creció y entre 2020 y 2023 obtuvo cuatro títulos consecutivos como campeón estatal Pro, posicionándose como uno de los referentes del downhill en México.
A nivel nacional logró el subcampeonato en 2022 y 2023, y representó a México en tres Panamericanos: Costa Rica 2022, Perú 2023 y San Salvador 2024.

También formó parte de uno de los eventos más extremos y mediáticos del mundo: Red Bull Cerro Abajo, celebrado en Guanajuato en 2024 y 2025, donde compitió contra riders de talla internacional en recorridos urbanos de alto riesgo y velocidad.
“Este deporte consiste en bajar lo más rápido posible de un punto A a un punto B. Es pura bajada, con algunas secciones de pedaleo. Hay rampas, rocas, y a veces pasamos entre casas, callejones, incluso entramos a una vivienda y salimos por el patio. Es de los deportes más riesgosos y también de los más mentales. Puedes tener todo el físico, pero si tu mente no está al cien por ciento, es muy difícil ganar”, explica.

Pese a las adversidades, el ciclista ensenadense trabaja duro para alcanzar sus sueños
Sin embargo, esa adrenalina tiene un costo. El joven, originario de Ensenada, Baja California y actualmente residente en Irapuato, ha enfrentado lesiones que lo han llevado al quirófano.
“Me he zafado las costillas, las dos muñecas, y el año pasado, en 2023, mis dos meñiques necesitaron operación. Otra caída fuerte fue en noviembre, en Pachuca; esa vez me sacaron en camilla. Ha sido la más dura”, cuenta.
Aunque el miedo y las lesiones han sido parte del camino, Jesús Francisco asegura que uno de los retos más grandes ha sido la distancia con su familia.

Además de ser deportista profesional, estudia Comunicación y crea contenido digital, pero confiesa que extrañar a su mamá y a sus seres queridos es una lucha emocional de todos los días.
“Ha sido muy difícil estar lejos de mi familia. Ahora los veo dos veces al año. Yo soy muy apegado a mi mamá, y tenerla lejos ha sido complicado. Ya lo asimilo mejor, pero he sabido llevarlo pensando en que este sacrificio de estar lejos valga la pena”, comenta.
En el camino, ha encontrado personas que han querido aprovecharse de su imagen, pero también grandes seres humanos que lo han apoyado a crecer.
“Son pocas historias contadas. Este deporte es muy poco apoyado y muy criticado, pero me siento bendecido porque he tenido mucha suerte con las oportunidades que hoy tengo”, expresa.

Con una trayectoria que combina disciplina, sacrificio y mentalidad, Jesús Francisco Solaiza Ocaña continúa construyendo su propia historia en el downhill mexicano. Para él, los golpes, el miedo y la distancia han sido parte del camino, pero también los motores que lo han impulsado a seguir en la ruta hacia sus sueños.
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