¿Cuándo inicia el otoño 2025 en México?
Este año, el otoño comenzará oficialmente el lunes 22 de septiembre, cuando ocurra el equinoccio de otoño en el hemisferio norte. El fenómeno está previsto para las 6:44 de la mañana (hora de la Ciudad de México).
El equinoccio es un evento astronómico en el que el día y la noche tienen aproximadamente la misma duración, debido a que el Sol se posiciona directamente sobre el ecuador terrestre. A partir de ese momento, los días comenzarán a acortarse gradualmente, mientras que las noches se alargarán, hasta llegar al solsticio de invierno en diciembre.
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¿Por qué varía la fecha del equinoccio?
Aunque el otoño comúnmente inicia el 22 de septiembre, esta fecha puede cambiar ligeramente de un año a otro. Esto se debe a que el año solar dura aproximadamente 365.2422 días, mientras que el calendario gregoriano se basa en años de 365 días, con un ajuste cada cuatro años (año bisiesto).
Esta diferencia hace que los equinoccios y solsticios se desplacen levemente, por lo que el inicio del otoño puede caer entre el 21 y el 23 de septiembre, dependiendo del año.
Fenómenos astronómicos del otoño 2025
El equinoccio no llega solo. Con el cambio de estación, también se abre la puerta a varios fenómenos astronómicos que se podrán observar en los cielos mexicanos durante los próximos meses:
- Dracónidas: lluvia de meteoros que alcanza su punto máximo a principios de octubre.
- Oriónidas: visibles a finales de octubre, conocidas por su velocidad y brillantez.
Estas lluvias de estrellas ofrecen espectáculos visuales que cautivan tanto a aficionados como a expertos en astronomía.
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Además de lo astronómico, el clima también experimenta una transición significativa. El Servicio Meteorológico Nacional (SMN) advierte que, aunque las lluvias tienden a disminuir hacia el final del verano, no se descartan tormentas intensas, fuertes vientos y bancos de niebla, sobre todo en zonas montañosas y litorales.
La transformación más evidente, sin embargo, se da en la naturaleza. Los árboles empiezan a perder su verdor y adoptan una paleta de tonos dorados, ocres, rojizos y marrones, creando paisajes que parecen salidos de una pintura. Este cambio se debe a la reducción de luz solar, que provoca una baja en la producción de clorofila, lo que a su vez deja visibles otros pigmentos como los carotenoides y las antocianinas.