Ciudad de México, México.– Una vez más, el debate sobre apropiación cultural y plagio en el mundo de la moda está sobre la mesa. Esta vez, las críticas recaen sobre el diseñador Willy Chavarría, quien se ha visto involucrado en una controversia por su colaboración con Adidas, lanzando las “Oaxaca Slip On”. Estas sandalias, que se presentan como una reinterpretación de los tradicionales huaraches oaxaqueños, han generado una ola de comentarios por su diseño, pero también por el contexto cultural y económico detrás de su creación.

Willy Chavarría es un diseñador de moda chicano nacido en California, conocido por su enfoque social y político en sus colecciones. Su más reciente propuesta, sin embargo, ha provocado un debate mucho más grande que el usual en las pasarelas. Las “Oaxaca Slip On” son sandalias inspiradas en los huaraches originarios de Villa Hidalgo Yalálag, un pueblo zapoteco en la Sierra Norte de Oaxaca, México.
Presentadas por Adidas, estas sandalias están diseñadas en Nueva York, producidas en China y lanzadas en Puerto Rico. A simple vista, el modelo parece ser una versión “modernizada” de los huaraches tradicionales, aunque algunos críticos lo ven más como una apropiación cultural. Lo que ha encendido aún más la controversia es el costo de estas piezas.
¿Cuánto cuestan los “Oaxaca Slip On”?

¿Entonces, cuánto cuestan las “Oaxaca Slip On”? La colaboración de Willy Chavarría con Adidas tiene un precio que oscila entre los 90 y 120 dólares por par, dependiendo del punto de venta. Esto puede parecer una cifra accesible para muchos en el mundo de la moda de alta gama, pero genera una reflexión importante sobre el valor real de estos productos.
Por un lado, el precio está muy por encima del costo de las versiones tradicionales de huaraches fabricados por artesanos en las comunidades indígenas de Oaxaca, que pueden costar entre 10 y 25 dólares por par, dependiendo de la calidad y el lugar de venta. Sin embargo, las “Oaxaca Slip On” de Adidas, a pesar de su evidente inspiración en estos huaraches tradicionales, no parecen tener un vínculo directo con los creadores originales.
La reacción en Oaxaca y las críticas
El gobernador de Oaxaca, Salomón Jara Cruz, fue uno de los primeros en alzar la voz sobre el uso del nombre “Oaxaca Slip On“, calificándolo como una apropiación del patrimonio cultural y un despojo a las comunidades indígenas. El gobierno de Oaxaca anunció que presentará una denuncia por el uso del nombre de la región y por lo que consideran un acto de plagio, ya que las sandalias no solo evocan el diseño tradicional, sino que también omiten el reconocimiento adecuado a los pueblos originarios que han mantenido esta tradición por generaciones.

Es aquí donde la discusión sobre apropiación cultural se mezcla con una cuestión económica: ¿Quién se beneficia de la comercialización de un diseño ancestral que tiene un significado profundo para las comunidades indígenas? Y más importante aún, ¿por qué estos productos llegan al mercado global a precios que son inalcanzables para aquellos que inspiran las creaciones, mientras que las ganancias se reparten entre marcas globales y diseñadores de renombre?
Es irónico, considerando que Chavarría es conocido por sus posturas políticas y su trabajo de crítica al sistema. En junio de 2025, en la Semana de la Moda de París, Chavarría presentó una serie de modelos en fila, atados y arrodillados, como una protesta contra el ICE y el trato a los inmigrantes en los Estados Unidos. La crítica al autoritarismo, especialmente al presidente Nayib Bukele, fue uno de los puntos clave de su mensaje.
Sin embargo, la misma persona que condenó públicamente el autoritarismo de Bukele, ahora se encuentra vinculado a un proyecto que podría verse como una forma de explotación del patrimonio cultural indígena. Además, la campaña para los “Oaxaca Slip On” tiene como modelo a Juan Bertheau, quien en 2021 entrevistó al presidente Bukele en una conversación sobre democracia y geopolítica. Esta contradicción ha llevado a muchos a preguntarse si Chavarría está siguiendo realmente su discurso de resistencia, o si el diseño de estos huaraches se ha convertido solo en una estética para la élite de la moda.