La polémica en torno a Saúl Navarro evidenció serias contradicciones de la administración de su clan
“Tanto peca el que mata la vaca, como el que le agarra la pata”, versa el dicho aplicable a la situación de Saúl Navarro Smith. A lo largo de la semana se replicó en redes sociales, incluso a nivel nacional, la fotografía donde el director del DIF municipal de Guanajuato sostiene la cornamenta de un ciervo abatido en una jornada de cacería.
Cuando la ciudadanía y asociaciones protectoras de los animales exigieron su renuncia, Navarro desplegó una lista de contradicciones que supuso servirían como apología.
“Las imágenes corresponden a un momento posterior a una actividad realizada por terceros (que incluyen a su padre y hermana), en un espacio autorizado y bajo regulación ambiental”, sostiene. A continuación, asegura: “mi relación con los animales está basada en el respeto y el cuidado, valores que he demostrado en distintas acciones comunitarias”.
El hijo de la alcaldesa, Samantha Smith, insiste en que las imágenes corresponden a un contexto privado. Traducción: ¡ups! no debíamos enterarnos. Pero ahora que lo sabemos, es imposible desviar la mirada.
Lo público y lo privado
“Ahora la ciudadanía podemos observar el porqué de todas las omisiones en materia de protección animal y el poco presupuesto que se le da al Centro de Control Animal”, manifestó la asociación ‘Tlacuatzín Rescue’, enfocada en el rescate de fauna silvestre.
Saúl Navarro parece no entender de qué manera lo privado impacta lo público. Los políticos no son superhéroes que ante todos mantienen una imagen virtuosa, de salvadores, y cuando nadie los ve llevan una vida por completo distinta.
Navarro participa en eventos en beneficio de los perros sin hogar. El gobierno de su madre presume, muy orondo, la vinculación a proceso de uno de sus excolaboradores por el asesinato del gato Gary (caso viral). Cuando su padre, Alejandro Navarro, fue alcalde, entró en operaciones la Policía Ambiental; el organismo dio gran difusión a rescates de canes a los que no se les dio el debido seguimiento.
Mientras tanto, los organismos no gubernamentales no han logrado con las administraciones encabezadas por el matrimonio Navarro Smith la sinergia necesaria para contar con apoyo y recursos. Lamentablemente, múltiples episodios mediáticos de maltrato animal les han caído como anillo al dedo para fingir que se trabaja en la materia.
Rescatistas independientes y asociaciones, múltiples denuncias sin atender, un Centro de Control Animal ineficiente, prueban que el tema poco o nada les interesa.
Pero Saúl ha heredado el patrón que siguen sus padres, el hábil uso de las redes sociales, la parafernalia para ostentar logros, y cuando nadie lo ve…
Al salir a la luz la ‘identidad secreta’ de un político es válido exigir congruencia. Los valores, hábitos, creencias que practican en la vida diaria, deben ser los mismos con los que ejercen su función. No están interpretando un rol, están trabajando para nosotros.
Padres orgullosos
“A veces toca ser martillo y a veces yunque: uno aprende a pegar y a aguantar. Que Dios nos bendiga a todos, decía un Maestro: no se lo tomen personal, chavos”, escribió Alejandro Navarro en su Facebook.
Por su parte, la alcaldesa Samantha Smith declaró: “estamos hablando de un asunto meramente personal, que no contraviene en nada el trabajo que realiza como presidente del DIF municipal de manera honorífica, (…) voy a seguir respaldando las actividades tanto públicas como privadas de un funcionario que realiza un trabajo, insisto, de manera honorífica”. Un día antes, previo a que se viralizara la afición de su hijo a la cacería, manifestaba: “no toleraremos el maltrato animal”.
Por supuesto, hay que tener en cuenta que ningún padre o madre se atreverá a decir “mi hijo es un inepto”.
Y aquí encontramos otra contradicción. Los Navarro Smith se han caracterizado por alardear transparencia, por su actitud ‘campechana’; echan taco en las fondas, bailan en las fiestas populares, comparten en Facebook momentos de su convivencia en familia, de sus vacaciones. Ahora resulta que su privacidad se vio invadida y hay que separar la vida pública de la privada. Ahora sí hay que respetar.
Luego del escándalo que protagonizó Saúl Navarro, el propio director del DIF y la alcaldesa continuaron inundando las plataformas digitales con sus buenas obras, fastuosos eventos, que si la Caravana Coca-Cola, que si el festejo a la Guadalupana, que si “trabajar con la gente y para la gente”. Saúl tuvo la prudencia de restringir los comentarios de sus posts para mantener la conciencia tranquila.
¿Recuerdan el programa de revista ‘Sabadazo’? En una ocasión, en vivo y en plena transmisión nacional, una persona cayó de una tirolesa, lesionándose seriamente. Mientras la mujer gritaba de dolor, conductores y demás invitados del show ignoraron la situación y se pusieron a bailar en fila de conga por todo el set. Así se siente la actual administración municipal.
Los personajes estelares de este espectáculo llamado Guanajuato capital tambalean mientras el clan se aferra a sus respectivas caretas. Tambalean, también, las no tan secretas intenciones de perpetuarse en el poder.
LO SUPERFLUO: Las autoridades capitalinas seguirán actuando como si nada hubiera pasado.
LO PROFUNDO: Los ciudadanos ya no piensan jugar el papel de meros espectadores de tanta infamia.