DE SU RONCO PECHO

“Eso se tocó en el pasado, ahorita ya no es tema y en lo que se refiere a Alejandra (Gutiérrez) que se respetan las posibles decisiones que vaya a tomar. Ese ya es tema de ella. No es tema de los exalcaldes pero por lo menos mío no y cuando salió el tema, pues ella tomará sus decisiones como cada persona que elige una carrera en la vida, unos quieren ser doctores, otros quieren ser licenciados, cada quien decide su camino”.

Ricardo Alaniz Posada

El exalcalde, cercanísimo promotor de la carrera política de Alejandra Gutiérrez Campos, toma distancia

El pleito no arreglado entre la alcaldesa de León, Alejandra Gutiérrez Campos, y el nuevo oficialismo panista en Guanajuato que encabeza Libia Dennise García Muñoz Ledo, en alianza con quienes fueron los hombres fuertes en el sexenio de Diego Sinhue Rodríguez Vallejo, debería tener tintes de preocupación para los altos mandos azules que parecen no advertir o aún más ignorar o por lo menos, minimizan sus efectos. La soberbia de creer que se tiene patentado León.

No es la primera vez que un alcalde de León tensa la cuerda frente al estado. Ya en algún momento, a principios de siglo, Ricardo Alaniz Posada se puso rebelde frente al entonces mandatario estatal, Juan Carlos Romero Hicks; un sexenio después, Ricardo Sheffield lo hizo frente a Juan Manuel Oliva entre 2009 y 2012, justo en el trienio que antecedió la única alternancia que ha habido en esta ciudad desde 1989 que gobierna el blanquiazul.

Fue mucho más intensa y de mayor impacto, el pleito de Sheffield con el gobierno olivista. Por cierto, Alejandra Gutiérrez era colaboradora y aliada del ahora senador morenista en ese momento en la Tesorería Municipal.

Eran otras las circunstancias. Quizá el punto de comparación es el desgaste del panismo gobernante en la ciudad y la emergencia de una figura como Bárbara Botello que de manera consistente venía haciendo talacha pues fue la candidata en 2009 y se mantuvo en la brega el siguiente trienio para aprovechar una serie de circunstancias que la llevaron a derrotar al PAN en 2012, mientras en lo nacional se vivía el efecto Peña Nieto.

Hay una diferencia sustancial. Sheffield no representaba en ese momento una amenaza como potencial desertor del panismo. Como alcalde leonés era integrante del famoso Pacto de la Loma junto a Luis Alberto Villarreal, Javier Usabiaga (qepd) y Angel Córdova Villalobos.

Sin embargo, la sombra del pleito abierto que tenían el entonces alcalde y Miguel Ángel Salim, fue un factor determinante para el derrumbe panista.

Hoy, en el pleito de Alejandra Gutiérrez con la cúpula panista, ella misma y su amago de marcharse de las filas aparece como el gran riesgo de división o fractura en el blanquiazul ya fue calculado desde la jefatura nacional y la estatal. No les preocupa.

LIBIA DENNISE: CUANDO PERFILABA SU “GOLPE DE TIMÓN”

Hace exactamente dos años, ya como precandidata a la gubernatura, la gobernadora Libia Dennise García Muñoz Ledo ponía sobre la mesa la necesidad de una cirugía mayor en la estrategia y los hombres que la encabezaban.

“Soy muy respetuosa de las decisiones del gobernador pero yo he sido muy clara en decir que no me va a temblar la mano en tomar las decisiones que tenga que tomar y que cuando estoy ofreciendo un cambio para Guanajuato en sí misma va la respuesta. Vienen cosas nuevas, viene un cambio de visión y viene un cambio desde lo más profundo de los municipios para fortalecer la seguridad de las y los guanajuatenses”.

García Muñoz Ledo fue cuestionada en la rueda de prensa de cierre de año si los cambios incluyen el relevo de los funcionarios responsables actuales y esa fue su respuesta.

Libia García habló de cambios en la estrategia. De regionalizar políticas públicas, de una nueva apuesta que incluya procuración de justicia y prevención del delito. Dijo en pocas palabras que no comparte la forma de comunicar. No aclaró si los logros o lo que pasa en el estado.

Nunca dijo que habría relevos en los cargos pero ya le daba patadas obligadas al pesebre. Hoy, a 2 años de distancia, con los cambios consumados en las cabezas, la relación recompuesta con el gobierno federal y una sintonía nunca antes vista con la 4T, la perspectiva es diferente.

Pero hay que moderar el optimismo porque la reducción en los homicidios dolosos ha sido sustancial y ha mantenido la consistencia hasta noviembre con una tendencia a la baja que parece encontrar una meseta en una cantidad que ronda los 150 asesinatos mensuales que siguen colocando a Guanajuato como el número uno en cifras absolutas.

El reto para el año siguiente será consolidar la tendencia a la baja y una apuesta más creíble en la presentación de las cifras de la violencia. El recuento solo de los homicidios dolosos ya no es suficiente. Las desapariciones y las fosas clandestinas reclaman una recopilación más creíble.

MÁSCARA VS CABELLERA

En el entorno de Jorge Romero Herrera, de Aldo Márquez Becerra y de Libia Dennise García Muñoz Ledo ya hicieron los cálculos. Si Gutiérrez Campos decide romper con el PAN, el costo para el partido es relativamente bajo.

La alcaldesa de León aspiraba a que su amago de abandonar el partido, propiciara una reacción mayor del partido en Guanajuato y lo nacional.

La reacción desde el oficialismo fue no solo ignorar la apuesta sino “contraatacar” con sendos mensajes de cierre de filas con la dirigencia nacional y con quienes habían sido aliados de Alejandra Gutiérrez, exalcaldes de León y exgobernadores.

Gutiérrez Campos quería una reunión con Jorge Romero y las cabezas de la cúpula guanajuatense, leáse Libia Dennise García y Aldo Márquez que le diera un status de interlocutora del bronx local con el líder nacional como la mediadora que evitaría el agandalle del oficialismo local.

La primera señal de que Romero Herrera no iba a darle ese status a Gutiérrez Campos se dio cuando la alcaldesa de León fue a la ciudad de México y se reunió con él, aquél día en el que desde Palacio leonés se alentó la posibilidad de la renuncia al partido.

La segunda señal se dio con la presencia del líder nacional panista en León el pasado lunes en una reunión estatal convocada por el dirigente Aldo Márquez a la que la alcaldesa de León fue convocada como una invitada más y a la que no acudió.

“Estoy chambeando y no voy a dedicar mi tiempos a grillas”, diría Alejandra Gutiérrez en sendas declaraciones tras ambos acontecimientos.

En otras palabras, en una guerra sorda, el oficialismo ha respondido sin piedad a los intentos de Gutiérrez Campos para llevar su cuestionamiento al terreno nacional. La alcaldesa habría intentado llevar a la mesa nacional al mismísimo Marko Cortés lo cual tampoco fue aceptado.

El líder nacional panista se amarró con el oficialismo guanajuatense y no le abrió cancha a la alcaldesa de León que hoy, parece tener su narrativa rupturista acorralada. El mensaje es claro: el panismo no va a ceder a los planteamientos de Alejandra Gutiérrez.

Y no solo eso. El oficialismo guanajuatense fue permisivo con el rechazo al esquema de cobro del impuesto predial en el Congreso local y sin contemplaciones en el mensaje desde la tribuna: Jared González quien rompió con Gutiérrez Campos después de haber sido una incondicional en el trienio pasado fue la encargada de cuestionar la propuesta leonesa.

Va de nuevo. No ha habido la más mínima cortesía política para ella. Como si le dijeran. No nos importa lo que hagas, ni como reacciones o si te vas del partido.

No queda duda del trato diferenciado del PAN y su bancada hacia el gobierno municipal de León y hacia el estatal.

Y eso también entraña un pleito que escala a otros niveles. Gutiérrez Campos recurrió a sus viejos aliados, los líderes empresariales para cuestionar el desdén de la bancada de su partido.

Esa es la palabra: desdén. Al oficialismo panista que une a Libia Dennise García y a los dieguistas no les importa ya la decisión que tome la alcaldesa de León.

Cualquiera que sea el derrotero que asuma si se va del partido, creen tener calculado el riesgo y el costo. Creen que ni en Movimiento Ciudadano ni en Morena ni en cualquier partido la van a recibir con fanfarrias y alfombra roja.

Y también creen que una eventual renuncia de Gutiérrez Campos no significará el desplome del blanquiazul ni el riesgo de una derrota en el bastión leonés. ¿Certeza o exceso de soberbia?

Los panistas recuerdan que en su momento, ni Eliseo Martínez ni Angel Córdova representaron riesgo de desplome para el blanquiazul en León por lo que Alejandra no les preocupa.

Y del lado alejandrista, parece reinar el pasmo. La rebelión se atoró y los aliados parecen dispersarse o por lo menos se silencian frente a los intentos de aislarla; la ruta de escape mal diseñada y exhibida al adversario ya luce más estrecha y menos impactante.

Con un problema adicional. Sus lealtades ya demostraron ser más frágiles y sus apoyos, condicionados. Un par de regidores corrieron con la gobernadora a dar santo y seña del plan alejandrista y de los exalcaldes, solo Luis Ernesto Ayala se mantiene inamovible en su posición de apoyar irrestrictamente a la alcaldesa incluso si se marcha del PAN.

Jorge Carlos Obregón me hace llegar un mensaje luego de lo publicado aquí en la pólvora del viernes:

“En relación a la reunión con la gobernadora le externamos nuestra preocupación por León y le comentamos que Ale (Alejandra Gutiérrez Campos) tiene un liderazgo en una ciudad muy importante que debemos apoyarla. Que en estos cuatro años de gobierno ha tenido buenos resultados. La gente la quiere mucho y que estamos preocupados por la falta de acuerdos que no caminan. Saludos”

Y bueno, desde el oficialismo azul creen tener amarrada y garantizados el apoyo y lealtad del electorado leonés. Eso no deje de ser un peligroso juego con fuego. Ya les pasó una vez. La soberbia nunca ha sido buena consejera.

LA DEL ESTRIBO…

Esta es la última columna formal del año. A partir de mañana y durante las siguientes 4 entregas, daremos cuenta de un análisis de los actores políticos que fueron protagonistas en Guanajuato. Mañana arrancamos con la gobernadora Libia Dennise y una revisión de su 2025.