Salvatierra, Guanajuato.- La madrugada del 12 de diciembre, cuando la ciudad aún permanece en silencio, José Luis Martínez inicia un recorrido que ha repetido durante varios años: avanzar de rodillas desde su hogar, en la colonia Álvaro Obregón, hasta el Templo de Guadalupe, en el barrio de Las Ardillas, en Salvatierra. Su andar lento, acompañado por familiares y guiado por la devoción, se ha convertido en una de las imágenes más representativas de su fe guadalupana.
El recorrido comienza alrededor de las 03:00 horas
El recorrido comienza alrededor de las 03:00 horas para evitar el tráfico y reducir riesgos, comentó José Luis. A esa hora, el trayecto conserva la calma suficiente para permitir que la peregrinación transcurra sin interrupciones. Sus familiares y amigos colocan cobijas a lo largo del camino para amortiguar el pavimento y evitar lesiones en las rodillas, un gesto que, aseguró, simboliza el apoyo recibido en los momentos más difíciles de su vida.
La manda de José Luis está marcada por situaciones personales que fortalecieron su fe. Relató que su esposa Catalina, enferma de cáncer durante varios años, falleció sin dolor y de manera tranquila, lo que considera un acto de misericordia concedido por la Virgen de Guadalupe. “Le pedí mucho que me la cuidara, y así fue”, expresó. Recordó que, durante sus últimas horas, su esposa le pidió descansar y confiar, pues “la Virgen estaba cuidándola”. Al despertar, poco después de las seis de la mañana, ella había fallecido sin sufrimiento.
El devoto también atribuye a la Virgen el bienestar de su hija, quien enfrenta una enfermedad cancerígena y superó un contagio de COVID-19 sin presentar complicaciones graves. Por ello, cada año renueva su caminata de rodillas como agradecimiento y petición.
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La peregrinación culmina en el Templo de Guadalupe, donde José Luis ofrece oración y participa en la celebración eucarística. La noche previa, su familia acostumbra rezar el rosario y cantar Las Mañanitas a la imagen de la Virgen, tradición que él acompaña con su guitarra.