Guanajuato, Guanajuato.- Los adornos navideños elaborados con materiales naturales que se comercializan en la comunidad de La Sauceda, perteneciente al municipio de Guanajuato, se han convertido en una tradición que se repite año con año desde hace casi dos décadas.
Venados, borregos, carretas, burros y hasta nacimientos completos con la Virgen, los Reyes Magos y el Niño Dios se fabrican en este lugar. La popularidad de estas piezas ha crecido al grado de que actualmente se venden en distintas entidades del país.

Todas las figuras se elaboran con materiales cien por ciento ecológicos. Las piezas se recubren con una hierba particular que en La Sauceda conocen como “hierba de la fábrica”, ya que constituye la base de la artesanía. Este material tiene la maleabilidad y dureza necesarias para dar forma a las figuras y, al secarse por completo, adquiere un tono rojizo que les da su apariencia característica.
Sin embargo, esta hierba no se cultiva. Crece de manera silvestre en campos de cultivo abandonados y en llanos cercanos a zonas agrícolas. Con el paso de los años y el aumento en la demanda, el recurso ha comenzado a escasear en la región, lo que ha incrementado los costos de producción.
“Pero como ya somos muchos, nos la acabamos; una vez vamos unos y nos traemos un puño, luego van otros y se traen otro, y se va acabando. Ya casi no hay”, comentó Don Felipe Flores, comerciante y productor de estos adornos desde hace una década.
Antes, la hierba se recolectaba libremente en las orillas del municipio, en los terrenos donde se le encontraba, principalmente en campos de cultivo abandonados. Actualmente, los productores deben comprarla a los propietarios de las tierras, quienes ya conocen su valor. Además, la búsqueda del material se ha extendido a municipios como San Francisco del Rincón, Romita, Irapuato y Silao.

A esto se suma el aumento de la competencia y la oferta en el mercado, factores que han provocado una caída significativa en las ventas y en las ganancias del sector durante los últimos años.
“El año pasado estuvo bajo y este se cayó todo, pero es porque ya no somos tres o cuatro comerciantes; ahora somos como 100 y el dinero se reparte”, explicó.
Comerciantes como el señor Felipe estiman una disminución de hasta 80 por ciento en las ventas en los últimos cinco años, lo que ha obligado a reducir de manera drástica los precios de los productos.
“Antes, cuando éramos pocos, la gente lo veía como novedad. Un venado mediano lo podía vender en 300 pesos porque no había en ningún lado; ahora ese mismo venado lo vendo en 100 o hasta en 50 pesos, ya se bajó todo”, señaló.

Esta situación ha dejado sin margen de ganancia a los productores, quienes, además del encarecimiento de la hierba —que antes obtenían sin costo—, ahora deben cubrir el aumento en el gasto de combustible al desplazarse cada vez más lejos para conseguirla, así como el tiempo invertido en esta labor.
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