A un mes de la explosión de una pipa de gas LP en Iztapalapa, que provocó la muerte de 31 personas, la Fiscalía de la Ciudad de México atribuyó el accidente al “factor humano”, específicamente al exceso de velocidad y a la “falta de pericia del conductor”.

Este viernes, la fiscal Bertha Alcalde Luján ofreció detalles de los avances en la investigación del incidente ocurrido el pasado 10 de septiembre en el Puente de la Concordia, y presentó una cronología de los hechos con base en análisis de telemetría GPS y cálculos de especialistas en tránsito.

Alcalde Luján precisó que el evento puede comprenderse a partir de tres variables que fueron clave para que ocurriera la tragedia: la vía, el tipo de vehículo y el factor humano.

Conductor de pipa manejó 16 horas antes de la explosión

Sobre este último punto, la fiscal explicó que el fallecido chofer de la pipa, identificado como Fernando Soto Munguía, de 39 años, tomó la curva del circuito de La Concordia a exceso de velocidad, es decir, a 44 kilómetros por hora, por encima del límite permitido de 40 km/h.

Asimismo, peritos señalaron la “falta de pericia” del conductor para tomar la curva y mantener el control del vehículo.

“Se estableció como causa inmediata del hecho, la falta de pericia o habilidad por parte del conductor del tractocamión para mantener el vehículo dentro de su carril de circulación, lo que provocó el contacto con las estructuras que delimitan la vía”, señaló Víctor Eduardo Garduño Sánchez, perito en hechos de tránsito terrestre.

Además, puntualizaron que en un periodo de 24 horas, el chofer condujo 16 horas y 20 minutos, lo que infringe la norma que establece el máximo de 14 horas.

Niegan malas condiciones en el pavimento o daños

Asimismo, indicaron que previo al accidente, el tractocamión se encontraba “en buenas condiciones” y “no presentaba fugas”.

Los sistemas de frenos, suspensión, dirección funcionaban correctamente previo al siniestro (…) el sistema de válvulas del contenedor no presentaba fugas. La válvula de alivio y seguridad estaba en buen estado. Las válvulas de llenado, situadas en la parte inferior tampoco mostraban fallas ni daños.”, informaron los dictámenes periciales.

También insistieron en que la carpeta asfáltica del lugar del siniestro estaba en “condiciones adecuadas”, sin baches ni desniveles u “objetos o factores externos que influyeran en la pérdida de control”.

Agregaron que el chofer llevaba un año y 4 meses trabajando en la empresa Transportadora Silza, S.A. de C.V., una filial de Grupo Tomza y dueña de la pipa, y contaba con licencia tipo E para unidades de carga.

De acuerdo con las investigaciones, aquel día, el conductor solo descansó seis minutos cuando la norma indica que deben ser 30 por cada cinco horas de conducción.

De igual modo, señalaron que el chofer contaba con tres registro previos por excesos de velocidad (de 108 km, 100 km/h y 106 km/h), cuando este tipo de vehículos no deben rebasar los 80 km/h.