Celaya, Guanajuato.- Entre la polvadera levantada por el impacto de los petardos con el piso y el “humaderón” generado, sobresalía la imagen de Miguel Ángel Pescador Carrillo de 27 años, quien desde los nueve años no tiene una pierna, pero eso no le impidió moverse ágilmente en el campo habilitado para detonar los explosivos caseros. Miguel Ángel no falló ninguna detonación de “Los Truenos” como también les llaman a los petardos, a pesar de que fue su primer año en asistir a la quema.

Y aunque no tiene experiencia en tronar petardos, dijo que la clave es tener decisión y seguridad. Y en su caso equilibrio, ya que el esfuerzo para detonar el marro se hace con todo el cuerpo.

“Vine porque me gusta, en mi caso no es manda, yo vine por curiosidad. A muchos no les truena (el petardo) porque le ponen puñotes (de la mezcla de clorato de potasio y azufre) y no hace bien contacto con el riel. Pero también es decisión, hay muchos que le pegan con miedo”, platicó.

A Miguel, a la edad de 9 años una camioneta le pasó por encima de su pierna izquierda, lo que provocó que perdiera la extremidad, pero eso no lo imposibilita a realizar ninguna actividad. Actualmente trabaja en el campo en el cultivo de zanahorias, tiene dos hijos y este martes de carnaval por fin se decidió a participar, ya que tenía varios años de querer asistir.

“Conozco muchos que sí se la complican (la vida) pero yo no soy así. No hay imposibles para uno. Hoy me decidí y aquí estoy”, platicó.

Por ser su primera vez tronando petardos, sólo compró un kilo de clorato de potasio, con lo que le alcanzó para hacer 30 “truenos”.

 
Miguel Ángel Pescador Carrillo destaca en la quema de petardos. Foto: Martín Rodríguez

Desde hace 499 años, cada ‘Martes de Carnaval’ para festejar a “San Juanito” en la comunidad de San Juan de la Vega, cientos de jóvenes truenan petardos elaborados con clorato de potasio y azufre, los cuales se colocan en la punta de martillos o marros y después los impactan contra el piso, con esto causan poderosos estruendos.

La presencia de Miguel sobresalió de entre varios participantes y en medio del campo destinado para la quema de los petardos, esto porque cada petardo que detonó tronó fuertemente, y no a todos los participantes les sale, algunos “se les ceba” o ni siquiera le atinan a pegar el marro y el petardo contra el riel en donde detonaron los explosivos caseros.

Según Miguel hay gente que le molesta esta actividad y tradición, pero enfatizó que lo hacen por fe a “San Juanito” y prometió regresar el próximo año.