La resiliencia de las edificaciones está vinculada a la salud estructural de los inmuebles, en especial en México, donde existen distintas zonas sísmicas.

Realizar un monitoreo preventivo evita el deterioro de los edificios y permite a los propietarios de edificios, hospitales, escuelas y puentes evaluar su integridad.

“El costo de detener la operación de una mina, hospital o centro comercial puede ascender a millones de dólares por hora. Por ello, apostar por el monitoreo preventivo no es un gasto, sino una inversión inteligente”, comentó Felipe Martínez, CEO de Huella Estructural.

Estimaciones de la firma chilena fundada en 2019 revelan que por cada dólar invertido en mantenimiento preventivo, se llegan a ahorrar hasta 10 en reparaciones, una ecuación relevante en sectores críticos como salud, minería y retail.

La tecnología de la firma efectúa un monitoreo preventivo basado en acelerómetros que registran vibraciones y cambios de inclinación de las estructuras. A través de estos datos se logran anticipar riesgos y optimizar planes de mantenimiento.

La plataforma de visualización genera gráficos detallados de inclinación, vibraciones y umbrales de alerta.

Explica que en edificios patrimoniales es posible observar la incidencia o afectación gradual de la temperatura en el comportamiento estructural.

“El costo de detener la operación de una mina, hospital o centro comercial puede ascender a millones de dólares por hora. Apostar por el monitoreo preventivo no es un gasto, sino una inversión inteligente”, asegura Martínez.

La firma latinoamericana inició operaciones en 2024 y actualmente tiene dos proyectos piloto en el St Regis de avenida Reforma y el edificio de la Secretaría de Protección Civil, además de que en la dependencia gubernamental elabora un plan de instalación de mil sensores en escuelas públicas que se estima prevenga el daño estructural en planteles educativos.

Además de Ciudad de México (CDMX) y el Estado de México, la empresa planea ampliar su operación en ciudades como Monterrey y Morelia.

Una de las razones que atrajo la expansión es la complejidad del suelo de CDMX, el elevado número de construcciones con daños acumulados y la normatividad local que exige revisiones de inmuebles luego de sismos de gran magnitud.

El directivo reconoció que es un desafío la coexistencia de edificios patrimoniales, construcciones antiguas sin reforzamiento y estructuras modernas. “Aunque las normas sísmicas han avanzado, no todas las edificaciones se han reconstruido con los estándares actuales, por ende el monitoreo se vuelve crítico”, dice.

Uno de los objetivos de la empresa es que a través de una operación ampliada en Centroamérica y la región andina, en especial en mercados con alta actividad sísmica y un desarrollo inmobiliario relevante, se genere un registro universal que permita a compradores y usuarios conocer el estado real de cualquier inmueble antes de habitarlo o adquirirlo.

Dado que las estructuras no se autorreparan, y el daño es acumulativo, “se requieren generar herramientas que prolonguen la vida de las edificaciones y protejan vidas”, puntualizó el presidente de la compañía.

En su versión más reciente, en proceso de desarrollo, la tecnología busca mejorar la conectividad, envío de información cada minuto y añadir sensores de humedad, temperatura y ruido, ampliando la capacidad de análisis.