Irapuato, Gto.- Irapuato desempeñó un papel relevante en los primeros momentos de la Guerra de Independencia de México. Aunque en la ciudad coexistían tanto realistas como simpatizantes del movimiento insurgente, la población mostró apertura hacia el ejército encabezado por Miguel Hidalgo y Costilla.
Tras el Grito de Dolores, proclamado el 16 de septiembre de 1810, Hidalgo emprendió su recorrido por distintas localidades del Bajío, entre ellas Celaya y Salamanca.
El 25 de septiembre de ese mismo año, apenas días después del inicio de la insurrección, el ejército insurgente llegó a Irapuato, donde fue recibido con entusiasmo, como lo documenta Luis Castillo Ledón en su obra ‘Hidalgo: la vida del Héroe’.

El rol histórico fundamental de Irapuato en la Independencia
Las autoridades locales, encabezadas por el alcalde Carrasco y el ayuntamiento, ofrecieron al caudillo una recepción solemne con flores y música. Hidalgo se hospedó en la casa del propio alcalde, a quien ratificó como máxima autoridad de la congregación, gesto que consolidó el reconocimiento político de los insurgentes en la región.
“Se menciona que el alcalde Carrasco le ofrece asilo en su casa. Aquí, en el Archivo Histórico, nos dimos a la tarea de investigar su ubicación y, tras revisar documentos del fondo Juzgado de lo Civil, se confirmó que la vivienda estaba en el centro de la ciudad, a un costado de lo que hoy es la fuente de los Delfines, en la Plaza Madero, donde actualmente funciona una tienda de deportes”, señaló Franco Segoviano, Historiador del Archivo Histórico Municipal.

Posteriormente, Hidalgo continuó su marcha atravesando poblados del actual municipio, como Aldama y La Calera, donde numerosos habitantes se sumaron a la causa.
Desde allí, el contingente insurgente se dirigió hacia la Hacienda de Burras y San José de Yanos, para finalmente participar en la histórica Toma de la Alhóndiga de Granaditas, episodio decisivo en la primera etapa del movimiento independentista.
“Se menciona que en Irapuato se fabricaron cañones de madera reforzados con anillos de acero, y que desde aquí fueron enviados insurgentes a otros puntos del Bajío para levantar en armas a la población.
Se habla también de Álamo Torres, uno de los líderes insurgentes de la región, quien se unió a las fuerzas del cura Hidalgo y fue comisionado para tomar Silao y posteriormente Guadalajara”, añadió Segoviano.

Tras el primer levantamiento de Independencia, Irapuato sufrió la represión realista
No obstante, la presencia insurgente no fue el único episodio trascendente para la ciudad. Tras la captura de Hidalgo por los realistas, encabezados por Félix María Calleja, la represión llegó también a Irapuato. Archivos históricos refieren que Calleja mandó fusilar a varios habitantes como escarmiento.
“Las órdenes de los realistas —o españoles, como los llamaba la gente— eran restablecer el orden. El plan era avanzar de Irapuato hacia la Hacienda de Burras y después retomar Guanajuato. En una carta se menciona que durante su visita a Irapuato, Calleja colocó bandos en los que advertía que quienes apoyaran a los insurgentes debían rendirse si querían ser perdonados”, explicó.

Sin embargo, según el mismo documento, al amanecer uno de esos bandos apareció roto. El hecho enfureció a las autoridades realistas, quienes detuvieron a unas cuarenta personas. Al no descubrir a los responsables, decidieron fusilar por sorteo a varios habitantes de la entonces villa de Irapuato, dejando una huella dolorosa en la memoria local.
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