La misión, conformada por 500 activistas de 40 países, incluía a siete mexicanos: Carlos Pérez Osorio, Ernesto Ledesma Arronte, Sol González Eguía, Arlín Gabriela Medrano Guzmán, Laura Alejandra Vélez Ruiz Gaitán, Miriam Moreno Sánchez y Diego Vázquez Galindo.
Mexicanos denuncian secuestro en alta mar

En un video difundido antes del abordaje, la mexicana Arlín Gabriela Medrano Guzmán afirmó:
“Fuimos interceptados ilegalmente en aguas internacionales por la ocupación israelí y llevados sin nuestro consentimiento a Israel”.
Otra activista, Sol González Eguía, pidió presión al gobierno mexicano para lograr su liberación.
“Hago responsable a la presidenta Claudia Sheinbaum y al canciller Juan Ramón de la Fuente de traerme de regreso segura”, señaló.
El periodista Ernesto Ledesma transmitió en vivo desde la embarcación Ohwayla minutos antes del asalto militar, describiendo el inminente secuestro de los más de 500 integrantes de la flotilla.
Protestas en México y el mundo

Tras conocerse la detención, miles de personas marcharon en ciudades como Estambul, Atenas, Turín y Ciudad de México en solidaridad con Palestina y para exigir la liberación de los activistas.
En el Hemiciclo a Juárez, en la capital mexicana, el abogado de derechos humanos David Peña confirmó que tres mexicanos —Arlín Medrano, Ernesto Ledesma y Carlos Pérez— ya estaban detenidos bajo un protocolo de deportación inmediata.
Respuesta de gobiernos latinoamericanos
Mientras la Secretaría de Relaciones Exteriores (SRE) solicitó acceso consular y respeto a los derechos de los connacionales, otros países fueron más enérgicos.
El presidente de Colombia, Gustavo Petro, ordenó la expulsión de la delegación diplomática israelí y denunció “un crimen internacional” cometido por el primer ministro Benjamín Netanyahu.
Gobiernos como los de Chile y Bolivia también condenaron la intercepción, señalando que viola el derecho internacional humanitario y constituye un acto de agresión inaceptable.

El bloqueo israelí vigente desde 2007 ha generado una emergencia humanitaria que, según la ONU, mantiene a más de medio millón de personas en condiciones de hambruna y extrema pobreza.
La Flotilla Sumud Global, que zarpó desde Barcelona el 31 de agosto, buscaba romper el cerco y entregar ayuda a la población palestina. Sin embargo, fue atacada por la marina israelí cuando se encontraba a 129 kilómetros de Gaza, una acción calificada por activistas y organismos internacionales como un crimen de guerra.