La sentencia fue emitida tras una audiencia que se prolongó por más de seis horas en el Centro de Justicia de Río Nuevo. El juez impuso la pena mínima establecida en el Código Penal: seis meses, además de una multa económica cuyo monto no fue revelado públicamente. En lugar de ingresar a prisión, Canchola deberá firmar periódicamente durante ese mismo periodo como parte de un programa de servicios en libertad.
La Fiscalía pedía una pena más severa

Durante el proceso, la Fiscalía General del Estado solicitó una pena de un año y tres meses, así como el pago de seis millones de pesos por concepto de reparación del daño. Sin embargo, el tribunal consideró que el profesor no actuó con dolo y determinó que podía cumplir la condena sin privación de libertad.
El caso se originó a raíz del fallecimiento de un alumno, lo que dio pie a una investigación en la que Canchola fue acusado por no haber actuado oportunamente para auxiliar al menor. Aunque el tribunal lo halló culpable, también reconoció que el docente no tuvo intención directa de causar daño.
Apoyo incondicional de colegas docentes
Desde tempranas horas de la tarde, decenas de maestras y maestros se congregaron frente al juzgado para mostrar su respaldo al profesor. Durante los recesos, Canchola fue recibido con aplausos y consignas de apoyo como “¡No estás solo!”. En varias ocasiones se le vio visiblemente afectado, secándose el sudor con una toalla ante la presión emocional del momento.
Al término de la audiencia, el abogado defensor explicó los términos de la sentencia frente al Centro de Justicia, lo que generó un ambiente de alivio entre las personas presentes. Aunque se celebró que Canchola no ingresará a prisión, muchos reiteraron su intención de continuar luchando por su absolución total.
“No somos enemigos”, afirma el maestro

Con lágrimas en los ojos, el profesor agradeció el apoyo recibido y aprovechó el momento para enviar un mensaje a las autoridades y a la sociedad. Aseguró que su caso no debe interpretarse como una confrontación entre docentes y padres de familia, sino como una consecuencia de protocolos escolares poco claros y, a veces, contraproducentes.
“No somos enemigos. Lamentablemente, los protocolos nos ponen en contra de los padres”, expresó Canchola, visiblemente conmovido.
Además, hizo un llamado para que se revisen las normas escolares y se reformen los procedimientos de atención en situaciones de emergencia, con el fin de proteger tanto a estudiantes como al personal docente.
Responsabilidad sin prisión, pero el debate continúa

Aunque la sentencia le permite evitar la cárcel, la resolución no lo exime completamente de responsabilidad legal. Algunos de sus simpatizantes señalaron que el fallo, aunque menos severo, sigue dejando una marca en su historial y afecta su carrera profesional. Por ello, insistieron en la necesidad de revisar el marco normativo que rige la actuación de los docentes en casos de emergencia.