La educación sexual es un proceso formativo que brinda a las personas la oportunidad de entender y comprender mejor la sexualidad desde la infancia hasta la adultez, de forma informada, libre, responsable y respetuosa. Es mucho más que hablar de métodos anticonceptivos o prevenir embarazos. Es una herramienta importante para ayudar a la población sobre todo en la niñez y pubertad, a entender, y enfrentar los desafíos de la vida, así como colaborar en la realización e implementación de proyectos de vida, con una formación integral, buscando que las nuevas generaciones sean capaces de expresar su afectividad con plena libertad y responsabilidad.

Para hablar de cómo y cuándo empezar a tratar el tema de sexualidad, y a quién le corresponde educar en la sexualidad. Se puede decir que en primer término la familia es responsable de la educación de las hijas y los hijos, la educación de la sexualidad es responsabilidad de la familia, de ambos padres. En colaboración con la escuela es una tarea conjunta, y tanto una como la otra deben encontrar la mejor forma y los métodos más adecuados para hacerlo. La familia es el mejor ambiente para asegurar que la educación de la sexualidad sea gradual, es decir conforme al propio desarrollo evolutivo de la persona, pues nadie mejor que los padres conocen a sus hijas e hijos, sus inquietudes e intereses. Lo ideal es que estos procesos formativos sean individuales, pues cada persona va conformando sus ideas o sus preguntas y la familia es el lugar óptimo para que en un clima de diálogo y confianza se respondan; por su parte, la escuela aborda estos temas de manera grupal y las interpretaciones que el educando les dé son variadas. Lo ideal es que la escuela no solamente otorgue información, sino también formación que esté orientada y enmarcada en los valores humanos y en un proceso formativo integral con énfasis en la formación del carácter y en la toma de decisiones.

No debe asustarnos hablar de sexualidad, como un tema tabú, romper esa prohibición social, cultural o religiosa que impide hablar, realizar o incluso pensar ciertas acciones, temas o palabras, por ser consideradas inapropiadas, peligrosas o sagradas. Algunos grupos quieren operar y detenerla como una forma de control simbólico que regula lo que en nuestra sociedad considera aceptable. En pleno siglo XXI, sería como regresar al obscurantismo de la edad media, cuando el poder eclesiástico limitaba la difusión del saber y censuraba ideas contrarias al dogma, asumiendo una postura que restringe el acceso a la educación sexual, ya sea por motivos religiosos, políticos o ideológicos. Como censura intelectual que la prohíbe o limita. El dogmatismo religioso queriendo ejercer un control limitando el conocimiento y la expresión de la sexualidad perjudicando a las mayorías. Rechazando el progreso científico. La gobernadora Libia Dennise a pedido no estigmatizar la educación sexual (señalar negativamente atribuyéndole características despectivas, prejuicios o estereotipos que llevan a su desvalorización, exclusión o discriminación), subrayando que el programa estatal no promueve el aborto, sino que busca brindar información integral con consentimiento de los padres.

La educación sexual integral abarca el autoconocimiento: Entender el cuerpo, los cambios físicos y emocionales, y cómo se vive la identidad de género y la orientación sexual. La Relaciones saludables: Promueve el respeto, el consentimiento, la comunicación y la afectividad. Los Derechos sexuales y reproductivos: Reconoce que todas las personas tienen derecho a decidir sobre su cuerpo, su maternidad/paternidad y su vida sexual. La Prevención: Informa sobre infecciones de transmisión sexual (ITS), anticoncepción, y violencia sexual. La Diversidad: Fomenta el respeto hacia distintas formas de vivir la sexualidad, sin prejuicios ni discriminación. Es urgente en Guanajuato. Según datos recientes, México tiene una tasa de 60 nacimientos por cada mil adolescentes entre 15 y 19 años, comparable a países como Afganistán y Senegal. Esto implica: Deserción escolar: Muchas adolescentes abandonan sus estudios por falta de apoyo o presión social. Falta de cuidados: La ausencia de redes de apoyo y guarderías limita sus oportunidades. Violencia estructural: Algunas adolescentes enfrentan relaciones desiguales o coercitivas.

Se necesita Educación desde la niñez, con enfoque científico, laico y adaptado a cada etapa del desarrollo. Participación familiar: Padres y madres deben acompañar con apertura y sin prejuicios. Políticas públicas efectivas. La educación sexual no corrompe, ni incita a la lujuria, la lascivia, la concupiscencia, ni la voluptuosidad, mucho menos el libertinaje: Por el contrario, empodera a nuestros jóvenes, hablar del tema les ayuda a vivir con responsabilidad su sexualidad, ser conscientes de las consecuencias de ejercer su sexualidad de forma libre e informada.

Desde esta columna expresamos nuestro reconocimiento y apoyo a la Gobernadora del Estado Libia Denisse García Muñoz Ledo; quien valientemente se atrevió a romper los paradigmas que encierran estos temas y avanzar en el Educación Sexual. Iniciando la prueba piloto de un modelo de educación sexual que tiene como objetivo reducir el embarazo adolescente en todo el estado, (el año pasado se dieron 12 mil nacimientos producto de mujeres de 10 a 19 años y 387 en niñas de 10 a 14 años). Por lo que se probará en dos secundarias públicas, una en Silao y otra en Romita. A través de un taller con un enfoque integral diseñado por el Centro Las Libres. Buscan transformar esquemas mentales sobre el cuerpo, el consentimiento y los derechos reproductivos, lo que equivale a romper paradigmas tradicionales sobre la sexualidad adolescente.