Fue una muy buena idea que la presidenta de la República se reuniera con empresarios nacionales y extranjeros. Propios y extraños andaban muy nerviosos porque como dice el dicho, lo que se ve no se juzga. Claudia Sheinbaum daba la impresión de querer radicalizar su movimiento y eso estaba poniendo con los pelos de punta al sector empresarial. Las voces catastrofistas que anunciaban una serie de cataclismos dada la filosofía extrema de la titular del ejecutivo, parece que no acertaron. Y no es que lo diga ella —que lo dice— o su equipo, sino es la declaración que hace la CEO de la US Chamber of Commerce, Suzanne P. Clark.

Después de las risas y las tómbolas con las que el Senado sesionó con un quórum mínimo y con la que se dinamitó el proyecto de vida de muchas personas había que meterle prisa a tranquilizar al sector empresarial. Esas actitudes sólo causan risa a los miembros de la 4t. De ahí que la celeridad con que se realizó el encuentro entre Sheinbaum y los empresarios dio un respiro de alivio. La reunión permitió que “podamos reducir la incertidumbre sobre el clima de inversión en México y hacer crecer los negocios a través de nuestras fronteras”, según lo declaró Park.

Junto al miembro más neoliberal de su gabinete, Marcelo Ebrard, la presidenta ofreció conferencia de prensa.  En el marco del CEO Dialogue México-Estados Unidos, se invitó que la presidenta de la US Chamber of Commerce diera unas palabras y declaró: “México es el socio comercial más importante de Estados Unidos y un aliado importante. Nuestra relación no se basa sólo en la proximidad, se basa en valores compartidos: el valor de la democracia y la libre empresa y el Estado de Derecho”.

Curiosa la selección de palabras que hizo la señora Park. Vamos, lo dijo con todas sus letras: los valores que se comparten son equivalentes en importancia. Es fundamental gozar con un ambiente democrático que permita el ejercicio libre a los empresarios, que se les de oportunidad de trabajar, invertir, arriesgar y ganar dinero. Ese es el fundamento de la libre empresa. Las intenciones de la presidenta son evidentes: alejarse de esa imagen imperial e indolente y generar un diálogo que busque crear confianza entre ambas partes. Fue buena idea tender estas redes de comunicación porque el tipo de cambio del dólar estaba empezando a generar suspicacias. En estos días, cruzó la barrera de los veinte pesos y después de la reunión bajó a niveles de $19.71 por dólar.

También los empresarios mexicanos que acudieron salieron contentos.  El presidente del Consejo Coordinador Empresarial (CCE), Francisco Cervantes, dijo que en la reunión se habló de la confianza, de la facilitación, de las mesas de trabajo, de compromiso con la ética, “de hacer bien las cosas, y sobre todo de generación de empleo, pero que también de mejores salarios”. México sigue generando curiosidad en los inversionistas y hay apetito para venir a invertir.

Para ello, se deben sentar las bases de un diálogo continuo, en el que la presidenta le abra las puertas a los empresarios para que las inversiones fluyan y las perspectivas de crecimiento en México suban. La comunidad empresarial quiere que se active el comercio, se multiplique la actividad y eso sólo se logra sobre las bases de la confianza. Fue un buen primer paso.

Ojalá que la presidenta siga por ese camino, que busque ferlitizar el terreno que active el desarrollo económico en vez de erosionar la confianza. Parece que el cometido se logró. Pero, a las palabras se le deben seguir las acciones, de otra forma se derrumbará lo que hoy se construyó. La presidenta Claudia Sheinbaum dijo que resolvió las dudas de empresarios de México y Estados Unidos sobre las reformas al Poder Judicial y la energética.  “Las inversiones en México están seguras y vamos a buscar que el comercio de nuestra región, que es treinta  por ciento del Producto Interno Bruto del mundo, siga creciendo”, dijo en relación al Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá.

En la foto que se tomaron al final de la reunión con los empresarios, todos se ven sonrientes, contentos y tranquilos. Parece que a la presidenta la fue bien y esas son buenas noticias. Calmó las aguas que ya de por sí, andan bastante agitadas.