Celaya, Guanajuato.– Aunque no se tienen cuantificadas las pérdidas económicas, el pasado jueves -7 de marzo- un ladrón ingresó al Templo de San Agustín y se llevó las limosnas que había en una alcancía colocada al frente del altar, así como el dinero en efectivo que se tenía en las oficinas.
Aunque el Templo de San Agustín está ubicado en pleno centro de la ciudad, a una cuadra de la presidencia municipal y del Jardín Principal, y además hay rondines de la Policía Turística, al ladrón no le importó e ingresó al templo a robar.
El jueves pasado, poco después de las 12 del día, el ladrón entró al templo y permaneció en el interior aparentemente rezando. Ahí se quedó hasta que se cerró a la hora de la comida.

¿Cómo sucedio atraco a Templo de San Agustín en Celaya?
El templo se cierra alrededor de las 13:00 horas y fue ahí que el hombre aprovechó, se escondió y se quedó adentro del inmueble, sin que el personal del lugar o los sacerdotes se percataran de la presencia de esta persona. Fue por la tarde cuando nuevamente se abrió el templo, que se percataron que habían forzado la cerradura de una alcancía donde los feligreses depositan las limosnas; y además despareció el dinero que había en la oficina y que es producto de diversos pagos recibidos.
El ladrón al concretar el robo forzó las chapas de la puerta principal del templo y salió tranquilamente por el acceso principal que da a la Plaza de San Agustín. El sacerdote y encargado del Templo de San Agustín, Fray J. Antonio Cruz Plaza, dijo que desafortunadamente es un reflejo de la falta de valores que se vive en la actualidad, una muestra más de la inseguridad que se vive en Celaya y lo fácil que se le hace a algunas personas delinquir.

“Es una muestra de la falta de valores, de la violencia, de la inseguridad que vemos en la ciudad y que es algo notorio. A mí no me enojó porque él lo llevará en su conciencia”, mencionó el sacerdote. Fray J. Antonio Cruz Plaza, dijo que él no se enojó por el robo, porque “seguramente el ladrón necesitaba más ese dinero”, pero muchos feligreses sí se molestaron bastante, ya que además del amor que le tienen a Dios, a la Virgen, a San Agustín y al templo, es natural que se enojen porque se robaron algo de lo que la gente se desprende para aportar a la iglesia. No interpusieron denuncia en el Ministerio Público por considerarlo “una pérdida de tiempo”.
Martín, trabajador del Templo, recordó que hace dos años también se robaron las limosnas, pero en esa ocasión se llevaron toda la alcancía completa.
“Hace dos años la persona ingresó con un diablito y se llevó la alcancía, había personas que lo vieron pero pensaron que era personal de aquí del templo y que seguramente la llevarían a reparar o a otra cosa. Y en esta ocasión, este hombre aprovechó, se quedó aquí adentro del templo, cuando cerramos se quedó adentro y al verse solo se llevó la limosna y el dinero de la oficina, y todavía averió las chapas de la puerta, ahora tuvimos que gastar en volverlas a poner”, platicó.
Martín contó que el 28 de agosto de 1992, también un hombre entró al templo y se llevó la corona de la Virgen y el Niños Dios, y hace unos tres años se robaron una nube de madera que ofertaron a través de redes sociales como arte sacro y la cual si pudieron recuperar.

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