León, Gto.- Como cada 10 de septiembre, en el municipio de León se llevó a cabo la Fiesta de los Panecillos, una costumbre que mantiene viva la fe en San Nicolás Tolentino y que este miércoles volvió a congregar a cientos de personas desde las primeras horas del día.

Desde las 8 de la mañana, familias completas comenzaron a llegar a Barrio Arriba para bendecir sus panecillos, en un ambiente cargado de fervor y gratitud.

Los locatarios, que cada año instalan sus puestos alrededor del recinto, aseguraron que la afluencia ha sido tan numerosa como en ediciones pasadas, lo que confirma la vigencia de esta festividad.

“Yo he visto gente desde temprano, pero toca esperar a la tarde, que es cuando llegan más personas. Pero la venta sí ha estado bien”, explicó Doña Lucía, vendedora.

Entre los testimonios más emotivos figuró el de la señora María, quien lleva alrededor de 40 años participando en esta celebración.

“Llevo como cuarenta años viniendo a bendecir mis panecitos. Soy creyente de San Nicolás Tolentino, y en estas fechas le pido favores. También regalo mis panecitos a mis seres queridos”, relató.

Desde la mañana, Barrio Arriba se llenó de puestos de pan, comida y juegos mecánicos, que durante la tarde ambientarían los festejos, acompañados de música y la tradicional quema del diablito.

¿Cómo surge esta tradición?

La Fiesta de los Panecillos tiene raíces que se remontan a la devoción hacia San Nicolás Tolentino, considerado el santo protector de las ánimas del purgatorio. De acuerdo con la tradición católica, este fraile agustino del siglo XIII ofrecía pequeños panes bendecidos a los enfermos y necesitados como símbolo de fe y esperanza.

Con el paso del tiempo, esta práctica se trasladó a distintas comunidades de México, entre ellas León, donde cada 10 de septiembre los creyentes elaboran y llevan al templo sus panecillos para recibir la bendición. Para muchos, no se trata únicamente de un acto religioso, sino también de un gesto de compartir con familiares, vecinos y amigos, reforzando así los lazos comunitarios.

En León, la tradición ha pasado de generación en generación, convirtiéndose en una fecha marcada en el calendario popular. La preparación de los panecillos inicia días antes, con recetas caseras que varían en cada familia, pero que tienen en común la intención de agradecer los favores recibidos y pedir nuevas bendiciones.