Hoy fue despedido con una emotiva caravana, pero también como un héroe, por haber donado sus órganos y dar esperanza a otras vidas.

Carlitos era un joven trabajador, apasionado por los caballos y querido por muchos. Cada día se ganaba la vida repartiendo tortillas en la ciudad, y en sus ratos libres, montaba a caballo, como lo hacía desde pequeño. La tarde del sábado, montaba tranquilamente sobre la calle Principal, entre Brisas del Lago e Ibarrilla, cuando ocurrió lo inesperado: perdió el control, cayó del caballo y se golpeó fuertemente la cabeza.
Paramédicos de Cruz Roja llegaron rápidamente para auxiliar a Carlitos
La escena fue desgarradora. Paramédicos de Cruz Roja llegaron rápidamente para auxiliarlo y lo trasladaron con vida, pero en estado grave, a un hospital de la ciudad. Horas más tarde, la noticia que nadie quería escuchar fue confirmada, Carlitos había muerto a consecuencia del traumatismo.
En medio del dolor, sus padres tomaron una decisión que solo nace del amor más profundo, donar los órganos de su hijo. El gesto conmovió al personal médico y a quienes lo conocieron. “Carlitos murió, pero ayudó a otros a vivir”.
Este miércoles, la ciudad fue testigo de un último homenaje. Más de 50 jinetes montados en caballos, además de decenas de familiares, amigos y vecinos, acompañaron el cortejo fúnebre desde su casa hasta el Panteón Municipal Norte. El sonido de los cascos golpeando el asfalto, los sombreros inclinados al paso del féretro y los aplausos rompían el silencio del duelo.