(Silao)

La vida cotidiana de los habitantes de esta ciudad se abre paso al modo de un peatón que busca caminar entre el tráfico incesante donde quedó atrapado. Mientras en la autopista no cesa el tumulto de vehículos, en una esquina se ofrecen las tradicionales hojas de lechuga con limón.  Hace años me adentré entre sus caminos rurales hasta llegar  a una festividad donde participaba una imponente danza de Indios Broncos que los visitaba desde una colonia de la periferia de León. Tiempo después, pasé entre sus calles hasta una localidad  donde era velado un  danzante.

Ahora estoy frente a cuarenta muchachos y muchachas de preparatoria. Desde temprano están en ese salón, pero no solo es el cansancio lo que les vuelve complicado atender  largas charlas sobre temas del México contemporáneo, nacieron ya comenzado este siglo   y  su  concentración se mide en la temporalidad de un tik tok. Ya no pertenecen al mundo de la letra  impresa, ni al de quienes recurrían a bibliotecas, lo de ellos es el ChatGPT.   Aparentemente todo está a su alcance con apretar una tecla, aunque muchas otras dimensiones se les han vuelto lejanas, casi inconcebibles. Sus referentes de identidad son los del Silao que se detonó a partir de la instalación de la empresa General Motors. En muchos de ellos, los personajes de la danza del torito (la mula, el jorobante, la María, el ermitaño etc…) ya no compiten con la intensidad de las emociones que les provocan las canciones de Peso Pluma.

Observo el pelo pintado de algunos, sus rostros llenos de frescura, su actitud que indaga. Pero en su mirada alcanzo a percibir incertidumbre y desamparo: ¿qué tiene la vida preparado para ellos? ¿Qué les estamos ofreciendo los mayores para que sean plenos y felices?

Está por llegar la noche, cuando su joven maestra resume la charla con un tono de  transparente anhelo por  sembrar luz y libertad en esas almas, luego indica que finaliza la clase. Junto a la emoción y alegría de conocerlos, salgo del aula con la pesadumbre de verlos comenzando a labrar su camino en un estado como Guanajuato, árido de utopías colectivas y con un gobierno y sociedad, carentes de ilusiones más trascendentes que no sean las del individualista “éxito” material.

 

 

(Comonfort)

Entre la llovizna se alcanzan a distinguir las torres de la parroquia en este pueblo prolífico en castilleros. Hace tiempo, recorriendo su zona rural limítrofe con Juventino Rosas y Celaya, me resultó claro que en todo este territorio, -y como es propio de lugares que comparten parecidas identidades-, entre los habitantes hay redes íntimas que trascienden las fronteras formales de los municipios. Las devociones suelen ser muy reveladoras de esos lazos, por ejemplo,  apenas hace un mes, en  los caminos  circundantes  a la cabecera de Comonfort,  en la ruta que proviene de San Miguel de Allende, se vieron a cientos de peregrinos acudiendo a su devoción anual de visitar a la Virgen de los Remedios.

 Pero por esta época, todo ese humus de lo sagrado, transcurre a la par de otros planos de la realidad en franco deterioro. Lo más reciente han sido las ejecuciones en el entorno del círculo político local. Como siempre en esos casos abundan las especulaciones, pero hay pobladores ajenos a los intereses del poder, cuyo sentido común los lleva a encontrar solo unas cuantas posibles razones: alguien no está cumpliendo lo que quizás pactó con la delincuencia, se resiste a hacer concesiones y lo quieren arrodillar, o se quiere dejar claro quien tiene el poder real. 

 Aquí se sabe de escenas cotidianas que hace algunos años solo aparecían en las noticias de lugares lejanos: por estos días, hay escuelas donde se realizan simulacros con los adolescentes sobre cómo actuar en caso de que delincuentes pretendan secuestrar a un alumno o alumna. Y al modo de Culiacán, en lugares se pueden observar muchachos en motocicleta, fungiendo como el primer círculo de protección de algún “pesado”

 A la orilla de la carretera ya se observan los costales de jícamas esperando cliente. La vida no deja de girar, pero hay indicios contundentes de que en este pueblo algo íntimo está roto, y que a las personas de vivir honesto las ha invadido un inmerecido temor y desasosiego.

 

 

(Celaya)

En uno de los barrios más antiguos de Celaya, desde un auto en movimiento, una mujer madura, observa la vivienda donde siendo niña, su familia migrante llegó a vivir en medio de la pobreza extrema. Dormía en un cuarto estrecho sin cama, arremolinada junto a su madre, su abuela, una tía y hermanas. Subsistir fue una batalla diaria por años. En esa misma humilde vivienda, tiempo después vio morir a quienes la trajeron de un pueblo distante. Desde entonces han pasado varias décadas, ahora se siente parte de la ciudad, y agradece a este suelo por las puertas que le abrió para ganarse el sustento. Pero comparando el presente con tiempos anteriores, le duele mucho lo que acontece: en el día la muerte se ha normalizado y de noche la vida se ha borrado. 

Solo con acercarse un  poco  al pulso de la calle y a la vida desde adentro, resulta indudable que la fortaleza de la delincuencia,  que aquí opera, no se reduce a su capacidad de fuego o a sus habilidades, sino que es factor principal el arraigo y la amplia base social que sostiene a la principal organización delictiva que además, tiene ojos y redes en todas partes. Quienes desde el poder público, pudieron enfrentar la enfermedad cuando apenas brotaba no lo hicieron,  hoy está esparcida en  todo el cuerpo social.

Por cierto, en la comunidad celayense de San Juan de la Vega, hay una festividad a la que  se conoce como “El paseo de la pólvora”, según lugareños, representa los enfrentamientos de la época de los cristeros. Dura aproximadamente un mes y partiendo de ahí recorren algunas localidades en ruta hasta Comonfort. La pólvora que queman la

van tronando con unos “marros”.  ¿Será que de ese simbolismo proviene el sobrenombre del líder del peligroso Cártel que ahora se encuentra preso y que desde el sexenio de Miguel Márquez – ya con Carlos Zamarripa en escena- construyó su emporio sin ningún obstáculo?

(P.D. en abril de 2023, un día después de ser nombrada titular de SEDESHU y proyectada como candidata oficial, le armaron a Libia García una pasarela en Misión de Chichimecas, San Luis de la Paz; al mismo tiempo, se desbordaban los likes en sus publicaciones, comenzaron las entrevistas tersas en medios, las grillas para sumar adeptos, y fue notoria la ansiedad de quienes están en nómina estatal por tomarse selfies con ella. Pero esas teatralidades políticas ya de nada sirven. Bienvenida la nueva gobernadora, a la cruda realidad de Guanajuato…)