Salvatierra, Gto.- En el corazón del centro histórico de Salvatierra, bajo los arcos del Portal de la Luz, se guarda uno de esos aromas que anuncian tradición: el del atole recién hecho y los buñuelos crujientes de Hortencia Vallejo, conocida por todos como Tencha.
La historia de este negocio familiar se remonta tres generaciones atrás. Fue su abuela, Soledad Lupe, quien inició la venta de buñuelos, aprendiendo la receta y el proceso artesanal que más tarde enseñó a su hija, Soledad Zamora.
Ella, a su vez, se encargó de transmitir el oficio a Tencha, quien comenzó a ayudar desde los 14 años y, con el tiempo, tomó las riendas del puesto. Entre las tres, suman alrededor de 85 años dedicados a endulzar las noches de Salvatierra.
Aunque el paso del tiempo ha cambiado muchas cosas en la ciudad, la presencia de Tencha en el portal sigue siendo la misma: puntual, cálida y siempre acompañada del sonido del aceite friendo la masa y del hervor del atole.

A sus 60 años, Doña Tencha mantiene vivo el negocio familiar
Su rutina es constante: se instala en la calle 16 de Septiembre todos los días, excepto los jueves, a partir de las 6:00 de la tarde, y permanece atendiendo hasta cerca de las 11:00 de la noche.
No tiene una cifra fija de cuántos buñuelos prepara, pues la cantidad varía según el día y las festividades, sin embargo, en temporada alta, las charolas se vacían rápidamente.

Cada buñuelo se vende en 40 pesos y el vaso de atole en 25 pesos, precios que mantienen viva la tradición sin dejar de ser accesibles para locales y visitantes.
Para Tencha, el puesto no es solo una fuente de ingresos, sino un legado. Con cada buñuelo dorado y cada taza de atole humeante, conserva las enseñanzas de su madre y su abuela, manteniendo vivo un pedazo de la historia gastronómica de Salvatierra.
Entre clientes habituales y turistas curiosos, el Portal de la Luz sigue siendo el escenario de esta costumbre nocturna que ha pasado de generación en generación.

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