Esta transición, explicó la institución, forma parte de una estrategia de modernización y eficiencia en la acuñación de monedas, en coordinación con el Banco de México (Banxico). La medida permitirá reducir los costos de producción sin afectar la calidad ni la durabilidad del circulante.

Cambios y ahorros estimados
De acuerdo con los cálculos de la Casa de Moneda, el cambio de material permitirá ahorros anuales de entre 300 y 400 millones de pesos, dependiendo del volumen de monedas producidas y del precio internacional de los metales.
El proyecto comenzó a analizarse desde 2022, cuando Banxico y la Casa de Moneda evaluaron la viabilidad técnica del uso de materiales electrochapados, una práctica que ya aplican otros países por sus beneficios económicos y ambientales.
La institución adelantó que durante el periodo 2025-2030 implementará distintas estrategias para hacer efectiva la transición, y que también se estudiará la posibilidad de acuñar nuevas denominaciones bajo un enfoque de producción sustentable y con perspectiva de género.

Banxico prevé más demanda de efectivo
Pese al avance de los pagos digitales, Banxico señaló que la demanda de dinero físico se mantiene en aumento.
Durante el último año, la base monetaria del país creció alrededor del 4 %, en línea con la inflación de 4.21 %, lo que demuestra que el efectivo sigue siendo el principal medio de pago entre la población mexicana.

El Banco Central estima que en los próximos años la producción de monedas superará los 3 mil millones de piezas anuales, con el objetivo de satisfacer las necesidades cotidianas de la población, independientemente del crecimiento de las transacciones electrónicas.
“La acuñación de moneda metálica seguirá siendo una prioridad para garantizar el acceso al efectivo en todo el territorio nacional”, subrayó Banxico.
