Celaya, Guanajuato.- Entre los 150 corredores que participaron este sábado en el encierro de toros de la Marquesada en su XV edición, destacó la participación de hombres de diferentes edades que viajaron desde otros municipios y estados, sólo para sentir la adrenalina y emoción que les genera el peligro de correr delante de estos animales, que cuentan con un peso de alrededor de 350 kilos. Entre ellos estaba Marco Antonio Canchola que ha participado en 14 de las 15 ediciones que lleva el evento que describió como único.
Marco Antonio Canchola de 39 años, es originario de Salvatierra, pero actualmente radica en Puebla, en esta ocasión viajó exclusivamente a su ciudad natal para sentir la adrenalina que le genera ver de frente a los animales e intentar torearlos. De los 15 años que tiene el evento, él lleva participando 14 y recuerda que en todas las ocasiones su familia y seres queridos le cuestionan porqué lo hace ya que temen que sea corneado por un toro.
 
“Tengo 14 años corriendo desde la primera Marquesada, sólo un año no participé, ahorita vengo de Puebla sólo para participar. Lo que pasa es que la adrenalina te reinicia, no empecé tan chico ya que tenía alrededor de 25 años y siempre me decían por qué te vas a meter, qué ganas”, platicó.






Marco Antonio platicó que a pesar de que ya ha participado sí se siente mucho miedo, sobre todo una noche, a tal grado de no poder dormir.
“Se siente mucho miedo, una noche antes uno no duerme, estás pensando en el toro y qué vas a hacer, uno que ya tiene muchos años en esto del toro es muy emocionante, el nervio, los minutos antes de escuchar los cohetones sientes adrenalina pura. Se siente muy rico, y luego cuando ves el toro sientes una mezcla de sensaciones, entre adrenalina, miedo, pero también la alegría de estar vivo”, comentó Marco, quien es profesor de universidad.
Aunque nunca lo ha corneado un toro, en alguna ocasión sí sintió el peligro más de cerca, ya que el animal casi le pasa por encima.
En el encierro de este sábado, Marco Antonio participó de inicio a fin, sin embargo fueron tres carreras en las que el toro lo alcanzó, pero a decir del joven, es importante saberse retirar y en lugar de enfrentarlo cuerpo a cuerpo, es mejor replegarse y dejar pasar al animal.
Otro de los participantes fue Ramón Franco Castro, de 47 años, de oficio soldador y proveniente de Moroleón, quien al finalizar el encierro de toros contó que se sintió revitalizado. Señaló que la adrenalina que genera vivir la experiencia de entrar al circuito del encierro de toros es única, pues ni la montaña rusa o aventarse de un bugee se compara.
“Tenía ganas de meterme a ver qué se siente la adrenalina de los toros y la verdad es única, fantástica, me he subido a la montaña rusa y ésta es otra cosa, aquí sientes que te hierve la sangre al enfrentar a un toro, porque no sabes qué va a hacer el toro, no se compara”, platicó.

Ramón dijo que le tocó ver de cerca cuando un toro corneó a un joven y le impresionó la mirada del animal, pero él afortunadamente se alcanzó a resguardar en una grada.
“Me llevo la experiencia de ver como cornearon a un muchacho, me alcance a subir a la grada cuando vi que el chavo se atoró con el toro, le vi la mirada y es muy fuerte, nunca hay que darle la espalda al toro”, señaló. Alejandro Áviles, tiene 26 años, es maestro de secundaria y viajo de Valle de Santiago a Salvatierra para participar en el encierro de toros, en donde dijo sintió la peligrosidad, pero también la emoción de ver de frente a un toro.
“Es mucha adrenalina, se siente miedo, que uno está vivo, en uno de los momentos estaba en la esquina casi para llegar el toro y se siente la mirada del animal y no sabes si eres presa o carnada, vi cuando cornearon a un muchacho y aprendí que no hay que darle la espalda al toro, más que nada es estar al pendiente de él”, platicó Alejandro.

Afortunadamente en este evento que se realizó la tarde de este sábado en Salvatierra, sólo tres jóvenes resultaron lesionados leves, dos de ellos fueron trasladados a un hospital para recibir atención médica, uno de ellos fue corneado y tuvo una herida de 25 centímetros que requería ser suturada, mientras que el otro también requería una curación, pero en ninguno de los casos fue de gravedad y mucho menos que ponga en peligro su vida. El tercer lesionado fue atendido en el lugar.
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