Acámbaro, Guanajuato.- La función de las educadoras es promover la autonomía y seguridad personal de los infantes, así como permitir y estimular su creatividad y su expresión espontánea para que promuevan sus capacidades individuales.

En los 22 años que lleva como educadora Sandra Huerta Trejo ha tenido la oportunidad de estar en escuelas de organización completa, bidocentes y unitarias, en todas ellas la forma de trabajar cambia, “sin embargo, lo que siempre se mantiene igual, es el cariño de mis chaparritos, con sus caritas llenas de bondad, siempre sonriendo y con la curiosidad y ganas de aprender más cada día”, aseguró.

La maestra Sandra Huerta tiene una experiencia de 22 años en Acámbaro 

Cada experiencia que ha tenido a lo largo de los 22 años como educadora las mantiene en su memoria con cariño ya que en cada una de ellas ha obtenido nuevos aprendizajes, “no solo las niñas y niños aprenden de nosotras como educadoras, a su vez nosotras aprendemos mucho de todos ellos, es un mundo lleno de nuevas expectativas y panoramas diferentes”.

 
La maestra Sandra Huerta tiene una experiencia de 22 años en Acámbaro. Foto: Lourdes Juárez

Es importante que los padres no se salten la etapa preescolar sumamente importante para su progreso integral, a fin de que se desarrollen las habilidades esenciales tanto personales, como sociales y mentales necesarias para tener éxito en la educación formal y para el aprendizaje de habilidades académicas básicas, tales como: la lectura, escritura y matemáticas.

Durante la etapa del preescolar los menores aprenden a socializar fuera de su entorno familiar lo cual ayudara a los niños y niñas que al egresar a los seis años tengan las capacidades para enfrentar los retos de la escuela primaria.

Sandra es maestra de preescolar en el jardín de niños Diego Rivera en Acámbaro

La maestra Sandra es docente de educación preescolar en el jardín de niños Diego Rivera, de Acámbaro, recuerda con gran nostalgia que, en el tiempo que trabajo en comunidad, las mamás de los pequeños, mandaban a sus hijos e hijas con servilletas de tela, las cuales guardaban taquitos de diferentes y deliciosos guisados para que compartieran con ella, esos son detalles que agradece y guarda en el corazón.

“Las educadoras hemos elegido la profesión más bonita del mundo, es muy gratificante porque a diario los niños y niñas nos pagan con hermosas sonrisas, al llegar al salón de clases cualquier problema que podamos tener en casa lo olvidamos mientras estamos con ellos, reconocer que trabajar con niños en esa etapa que requiere dedicación, concentración y tiempo, es una labor hermosa las educadoras que somos formadoras y la base para la enseñanza de niños y niñas guanajuatenses”, finalizo Sandra Huerta.

 

 

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