Ciudad de México, México.– Israel Vallarta Cisneros, cuyo nombre se ha visto vinculado a uno de los casos judiciales más polémicos de México en las últimas dos décadas, fue finalmente exonerado el 1 de agosto de 2025 después de casi 20 años de prisión.
En una resolución histórica, la jueza federal Mariana Vieyra Valdez, del Juzgado Tercero de Distrito en Materia Penal, determinó que no existían pruebas suficientes para sostener las acusaciones en su contra por secuestro, delincuencia organizada, y otros delitos relacionados. Esta decisión abre una nueva etapa en un caso que ha sido señalado como un claro ejemplo de injusticia y abusos dentro del sistema penal mexicano.

Así fue el caso de Israel Vallarta
El nombre de Israel Vallarta comenzó a sonar en los medios de comunicación el 9 de diciembre de 2005, cuando fue arrestado junto a la ciudadana francesa Florence Cassez. Ambos fueron acusados de formar parte de la banda de secuestradores conocida como Los Zodiaco.
La detención, sin embargo, se dio en circunstancias que más tarde fueron reveladas como un montaje mediático. El operativo, llevado a cabo por la entonces Agencia Federal de Investigación (AFI), fue transmitido en vivo a través de la televisión nacional, mostrando a Vallarta en una posición sumisa, con signos visibles de tortura, y a Cassez cubriéndose el rostro con una manta.

La transmisión televisiva de este evento no solo mostró las presuntas pruebas de su culpabilidad, sino que también sembró en la opinión pública la imagen de un hombre involucrado en crímenes atroces. Sin embargo, el tiempo demostraría que el caso estaba plagado de irregularidades que no solo afectaron su proceso judicial, sino también su integridad física y emocional.
Los años en prisión: tortura y violaciones al debido proceso
A lo largo de los años en prisión, Israel Vallarta sufrió en carne propia las consecuencias de un sistema judicial que parecía no interesarse en la justicia, sino en mantener una narrativa. Denunció torturas físicas y psicológicas a manos de las autoridades durante su tiempo en reclusión. En 2007, estuvo a punto de morir tras un ataque en su celda, cuando un perro fue soltado para atacarlo. Según su testimonio, el ataque fue ordenado por altos mandos de la Policía Federal como represalia por sus denuncias sobre tortura.
Aunque en los primeros años de su encarcelamiento se creía que su situación judicial avanzaría rápidamente, su caso sufrió múltiples retrasos, lo que prolongó su condena sin una sentencia clara. A lo largo de los años, su defensa presentó numerosas evidencias de violaciones al debido proceso, pero el caso quedó en un limbo judicial.
Finalmente, tras casi 20 años de incertidumbre y sufrimiento, Israel Vallarta fue absuelto por la jueza Mariana Vieyra Valdez, quien determinó que no había pruebas suficientes para sostener las acusaciones en su contra. La Fiscalía General de la República (FGR), sin embargo, aún tiene la posibilidad de impugnar la sentencia, lo que podría retrasar aún más el cierre de este caso.

Vallarta, a pesar de ser liberado, queda marcado por la injusticia que vivió. Su caso ha puesto de manifiesto las graves fallas del sistema de justicia mexicano, que durante años permitió la privación de libertad de una persona sin una sentencia clara, sin pruebas suficientes y, lo más grave, sin respetar sus derechos humanos.
Hoy, Israel Vallarta se convierte en un símbolo de la lucha por la justicia en un sistema que ha fallado a muchos. Su nombre será recordado no solo como el de un hombre acusado erróneamente, sino como un referente para cuestionar el funcionamiento de las instituciones de seguridad y justicia en México.
“Hoy la verdad se impuso. Aunque tardó mucho tiempo, la justicia llega. Pero no quiero venganza, solo justicia para todos los que han sufrido lo mismo que yo”, expresó Vallarta en su primer mensaje tras recuperar la libertad.