Ciudad de México, México.- La muerte de Al-Waleed bin Khalid Al Saud, conocido mundialmente como el “Príncipe Durmiente”, marcó el cierre de una historia que por dos décadas simbolizó esperanza, controversia médica y fe religiosa. Tenía 36 años y había permanecido en coma desde los 15, luego de sufrir un accidente automovilístico en Londres.

¿Quién era el “Príncipe duermiente”?
Al-Waleed era mucho más que una figura conocida por su estado de salud. Nacido el 18 de abril de 1989, formaba parte de una de las ramas más prominentes de la familia real saudí. Hijo del príncipe Khalid bin Talal Al Saud y bisnieto del rey Abdulaziz, fundador del Reino de Arabia Saudita, su linaje lo colocaba cerca del poder y la élite económica del mundo árabe. Su tío, el príncipe Al-Waleed bin Talal, es uno de los empresarios más influyentes de la región y ha figurado durante años en listas de multimillonarios globales.

Al-Waleed mostró desde joven inclinaciones por la vida militar. A los 15 años se encontraba inscrito en una escuela militar en Londres, cuando un accidente automovilístico cambió el rumbo de su vida. El impacto le causó una hemorragia cerebral e interna tan severa que quedó en coma, sin signos consistentes de conciencia desde entonces.
Tras su traslado a Arabia Saudita, fue internado en la Ciudad Médica Rey Abdulaziz en Riad, donde recibió atención médica ininterrumpida durante 20 años. Su caso llamó la atención mundial tanto por el tiempo en que permaneció conectado a soporte vital como por la firme determinación de su familia de no interrumpir el tratamiento. Su padre, el príncipe Khalid, se convirtió en un defensor de su permanencia con vida, convencido de que aún existía la posibilidad de un despertar.
De hecho, en algunos videos difundidos a lo largo de los años, se mostraban leves movimientos musculares, interpretados por sus seres cercanos como signos esperanzadores, aunque nunca se confirmó una recuperación neurológica.
El príncipe Al-Waleed se convirtió así en un símbolo de fe inquebrantable. Su historia alimentó debates éticos en torno a la medicina intensiva y los límites de la intervención médica, pero también generó una ola de apoyo emocional y espiritual, especialmente en Arabia Saudita, donde la religión y la familia tienen un peso central en la toma de decisiones.

El sábado 19 de julio, su padre confirmó la noticia de su fallecimiento en la red social X, citando un versículo del Corán y expresando su profundo dolor.
“Con corazones creyendo en la voluntad y el decreto de Alá, y con profundo dolor y tristeza, lloramos a nuestro amado hijo…”, escribió.