Salamanca, Gto.- El robo de una de las campanas parroquiales del templo de la comunidad Los Ángeles de Arriba, causó consternación y molestia entre los habitantes. El hecho se registró durante la mañana de este domingo y aunque lograron percatarse no pudieron dar alcance a los responsables.

Durante más de 30 años una de las dos campanas del templo de La Virgen de Los Ángeles que se venera en la comunidad antes mencionada ubicada a 5 km del centro de la ciudad durante más de 30 años, permaneció colgada en un mezquite frente al recinto donde se tocaba para llamar a misa, sin embargo la mañana de este domingo fue hurtada.

De acuerdo a los vecinos fue minutos después de las 6 de la mañana en que escucharon ruidos y los habitantes más cercanos celebraron percatar que dos personas estaban desprendiendo la campana, al dar la voz de alerta a los habitantes mediante mensaje de texto comenzaron a salir sin embargo los responsables, dos personas -al parecer un hombre y una mujer- lograron huir con la pieza religiosa a bordo de una motocicleta.

A pesar de que intentaron darles alcance no fue posible sin embargo, de acuerdo a lo que se logró recabar fueron personas de otra zona del municipio al parecer, de la zona de la central camionera donde se les perdió el rastro.

El templo tenía dos campanas

El templo tenía dos campanas, una que está en lo alto de la fachada pero la que se usaba desde hace más de 30 años es la que se colgó del mezquite que está enfrente, desde que se construyó el templo ahí está y ahí se quedó y es la que se tocaba para llamar a misa, nunca pensamos que será fueran a robar porque es parte de la iglesia, pero lamentablemente no tuvieron vergüenza al habérsela llevado“, señala uno de los feligreses.

Los habitantes mencionaron que se estaría dando parte a las autoridades eclesiásticas y de seguridad para interponer la denuncia correspondiente, esto con la esperanza de recuperarla y de alertar a la ciudadanía por si los responsables quisieran venderla, que sea regresada a su templo.

Foto de la campana

Esto quiere decir que los que llegaron hasta la comunidad para llevársela sabían perfectamente dónde estaba y cómo podían cortarle el cable con el que estaba amarrada, no tuvieron temor porque hay casas cerca, solo esperamos que nos la regresen“.

Aunque desconocieron el valor económico de la campana de bronce, señalaron que el valor emocional y cristiano es aún más, además de dejar los temerosos ante algún otro robo en el lugar.