Ciudad de México, México.- Hoy, 14 de febrero, además de ser conocido como el Día de San Valentín, marca el inicio de la Cuaresma con la celebración del Miércoles de Ceniza, un día importante en el calendario litúrgico del catolicismo.

La Cuaresma es un período de preparación de seis semanas antes de la Pascua que culmina el Jueves Santo. Según la Conferencia de Obispos Católicos de Estados Unidos (USCCB), este tiempo litúrgico es un momento de preparación para celebrar la Resurrección de Jesús, que este año cae el 28 de marzo.

Durante la Cuaresma, los viernes están marcados por la abstinencia de carne, una práctica que tiene sus raíces en la tradición católica y que se remonta a los primeros siglos de la Iglesia.

¿Por qué no se come carne en miércoles de ceniza?

El Código de Derecho Canónico establece que los viernes de Cuaresma deben observarse la abstinencia de carne, así como el Miércoles de Ceniza y el Viernes Santo.

Según el Catecismo de la Iglesia Católica, el ayuno y la abstinencia durante este tiempo aseguran los momentos de ascesis y penitencia que preparan para las fiestas litúrgicas. Además, ayudan a adquirir dominio sobre los instintos y libertad del corazón.

La tradición de abstenerse de carne los viernes también tiene una base histórica y simbólica. A lo largo de la historia de la Iglesia, la carne ha sido considerada un alimento asociado con la celebración y la fiesta. Por lo tanto, abstenerse de carne en los viernes de Cuaresma es una forma de recordar el sacrificio de Jesucristo en la cruz, que según la tradición cristiana tuvo lugar un viernes.

Es importante destacar que la abstinencia de carne se refiere específicamente a los animales terrestres como pollos, vacas, ovejas y cerdos. Los peces y mariscos no están incluidos en esta restricción, por lo que su consumo está permitido durante la Cuaresma.

Cada Conferencia Episcopal puede determinar con más detalle el modo de observar el ayuno y la abstinencia, así como sustituirlos en todo o en parte por otras formas de penitencia, como obras de caridad y prácticas de piedad, según el Código de Derecho Canónico.