Durante su conferencia matutina, Sheinbaum explicó que, aunque la iniciativa recibió ajustes después de las audiencias públicas realizadas en la Cámara Alta, la esencia de la propuesta se conserva.
“La intención de modificar la Ley de Aguas Nacionales es proteger este recurso natural, evitar su sobreexplotación y asegurar que el acceso al agua sea un derecho, no una mercancía”, señaló.

La presidenta también respondió a los señalamientos de quienes se oponen a la reforma, asegurando que buena parte de las críticas provienen de la desinformación o de interpretaciones erróneas en torno a la cesión de derechos, un punto que, dijo, ya fue aclarado y corregido durante los trabajos del Senado. Añadió que existen intereses creados detrás de ciertas resistencias.
“Quienes no están de acuerdo son quienes acumulan un gran número de concesiones y no utilizan muchas de ellas, o quienes tienen permisos irregulares que deben regularizarse. Es indispensable poner orden”, apuntó Sheinbaum.
Recordó además que, al iniciar su gobierno, encontraron tres bases de datos distintas y contradictorias sobre concesiones de agua, además de permisos vencidos que nunca se habían actualizado.

La mandataria subrayó que la reforma permitirá combatir la corrupción en el manejo del recurso hídrico y priorizar el consumo humano, especialmente en regiones donde la escasez se ha agravado.
“Estamos ordenando el sistema para que todos tengamos acceso al agua y para que las zonas con baja disponibilidad privilegien su uso para la gente”, concluyó.
